Fermín Cabanillas. Que alguien envíe o reciba una carta manuscrita es casi un milagro hoy día. Los ordenadores y los SMS y los mensajes de Whatsapp han sustituido a la milenaria costumbre de coger un papel y un lápiz y meter en un sobre con un sello el resultado de la inspiración.
Sin embargo, hay un lugar en Sevilla donde se mantiene esa costumbre. Está situado en el sótano de la Facultad de Bellas Artes.
Allí, en el Panteón de Sevillanos Ilustres está la tumba, entre otros, de Gustavo Adolfo Bécquer, enterrado junto a su hermano Valeriano. Decenas de personas le dejan sus cartas cada día, en las que quién sabe qué se refleja.
Son cartas tanto dirigidas a él como a alguien que, a través del gran poeta sevillano, piden la inspiración de su pluma para sacar adelante sus deseos, sean cuales sean.
Y es que existe una tradición poco conocida que marca que Gustavo Adolfo Bécquer es inspirador de amantes y literatos hasta más de 150 años después de su muerte.
Las personas que tienen la curiosidad de visitar el Panteón pueden ver imágenes como la de esta foto. La tumba de Gustavo siempre tiene decenas de cartas en su base.
Amantes que buscan su inspiración, escritores que no encuentran la forma de seguir su relato o gente que busca su ayuda de una u otra forma, le escriben y dejan la carta a sus pies.
No es una imagen fácil de ver, porque el panteón no está abierto siempre, pero sí se organizan visitas de forma esporádica.
1 comentario en «En la tumba de Bécquer sobreviven las cartas manuscritas»
Me conmovió al encontrar tirado en una calle Rimas y Leyendas edición de 1957,de Ba As,mi esposa un poco tiempo atrás había partido,al leer sus poesías y sus leyendas y cartas, lloré,luego poco a poco me ayuda