Redacción. La diversidad de síntomas asociados a una crisis epiléptica puede provocar que hasta un tercio de los casos no se identifiquen adecuadamente por el paciente, los familiares e, incluso, por los especialistas médicos. Por ello, con motivo del Día Nacional de la Epilepsia, expertos en neurología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón señalan en la importancia de realizar pruebas diagnósticas a todas aquellas personas sospechosas de padecer epilepsia. En Andalucía, según apunta la Sociedad Española de Neurología (SEN), se estima que más de 40.000 personas la sufren.
La epilepsia es la cuarta enfermedad neurológica más común y, tal y como subraya la SEN, se caracteriza por producir, de forma recurrente, convulsiones, comportamientos y sensaciones inusuales o episodios de alteración de la conciencia. Y es que sintomatología comúnmente asociada a esta enfermedad, como la pérdida de conocimiento unida a convulsiones y/o rigidez, solo se da en 3 de cada 10 pacientes. Esto provoca que una crisis epiléptica pueda manifestarse con una diversidad de síntomas que puede provocar una confusión con otras patologías. Además de un retraso importante en su diagnóstico.
Relacionado con esto, la doctora María Dolores Morales, neuróloga y coordinadora de la Unidad de Epilepsia Refractaria del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, apunta que, aunque la dificultad de distinguir los síntomas de la epilepsia con respecto a otras patologías es algo generalizado en todo tipo de crisis epilépticas, se complica más aún en las focales, es decir, cuando la descarga eléctrica anormal se produce en una zona limitada del cerebro, ya que «pueden confundirse con trastornos de movimiento o trastornos sensitivos o psíquicos de otra etiología».
«Efectivamente, hay que realizar un diagnóstico diferencial con otros procesos, siendo el más frecuente la existencia de cuadros sincopales que a veces pueden cursar con convulsiones, y otros procesos sistémicos-metabólicos, para lo que es fundamental la descripción de los episodios y la realización de estudios complementarios», concreta la doctora María Dolores Morales.
La epilepsia se diagnostica gracias a la elaboración de una historia clínica detallada y minuciosa de los síntomas y con una exhaustiva exploración, y se confirma tras realizar pruebas complementarias de neuroimagen, como la electroencefalografía (EEG), que es fundamental para descartar o confirmar una lesión cerebral. En los casos más complicados, añade la doctora Morales, puede llegar a ser necesario realizar monitorizaciones de vídeo-electroencefalograma de larga duración o usar electrodos intracraneales para poder confirmar el diagnóstico.
Para el tratamiento de la epilepsia, los expertos actualmente cuentan con una gran batería de fármacos anticrisis que han mejorado el control de todo tipo de crisis y síndromes epilépticos, dirigidos según el tipo de crisis o epilepsia, con mucha más tolerabilidad y menos efectos adversos. «El control de las crisis se realiza con estos medios y con controles clínicos y neurofisiológicos de la evolución de las crisis y de la actividad eléctrica cerebral, fundamentalmente», agrega la doctora Morales.
Un caso especial son los pacientes con epilepsia refractaria, es decir, aquellos que no responden adecuadamente a varios tratamientos antiepilépticos o que precisan de procedimientos diagnóstico-terapéuticos diferenciados.
Para ayudar en el diagnóstico y tratamiento de estos pacientes, el servicio de Neurología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón ha puesto en marcha la Unidad de Epilepsia Refractaria. Esta unidad atiende a los pacientes que presenten dudas diagnósticas o que no estén controlados de sus crisis con el tratamiento prescrito, así como aquellos casos que, por su etiología o síndrome epiléptico, sean de difícil control o precisen de técnicas diagnósticas más específicas.