Redacción. Una de las consecuencias más preocupantes en los pacientes que se deben someter a una cirugía de próstata es la repercusión que tiene sobre los aspectos funcionales, tales como la erección o la continencia urinaria. El servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón destaca los importantes resultados que ofrece realizar la prostatectomía radical preservando el espacio de Retzius, reduciendo así el riesgo de impotencia sexual e incontinencia.
El espacio de Retzius es la zona anatómica que queda entre el pubis y la vejiga y que contacta con la cara anterior vesical, con la próstata y con las estructuras musculares y nerviosas participantes en la continencia urinaria y potencia sexual. Se trata del acceso más sencillo para realizar la prostatectomía radical, por lo que requiere de un abordaje lo más preciso posible para paliar este efecto secundario en pacientes con cáncer de próstata.
La intervención consiste en extirpar la próstata respetando, casi en su totalidad, las estructuras anatómicas que la rodean. En palabras del doctor Juan Leal, urólogo del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, aclara que «en el abordaje con preservación del espacio de Retzius se consigue respetar la totalidad de la estructura lateral, anterior y posterior que rodea a la próstata, lo cual supone una gran diferencia con respecto al abordaje clásico en el que solo se consiguen mantener intactas las bandeletas neurovasculares a ambos lados de la próstata».
Realizar este abordaje por vía laparoscópica requiere de un equipo especialmente cualificado en cirugía mínimamente invasiva en la que los urólogos del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón cuentan con una dilatada experiencia para aplicarla en cirugía preservadora. No obstante, la presencia del Da Vinci cambia de forma notable este tipo de cirugía, ya que permite movimientos de giro, flexión y arcos que no permite la laparoscopia. «La preservación de Retzius es claramente más sencilla contando con el apoyo del robot, tanto en la exéresis de la próstata como para la reconstrucción y anastomosis posterior, pasando a ser un procedimiento más sencillo en cirujanos expertos», añade el doctor Francisco Rivera, urólogo del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón.
Esta cirugía presenta dos principales dificultades a la hora de realizarlas: el tamaño del campo quirúrgico para la extirpación de la próstata, que pasa a ser muy pequeño al no modificar estructuras vecinas y la compleja reconstrucción que se realiza uniendo la uretra y el cuello vesical, ya que se debe realizar una sutura en una posición no natural para el cirujano dentro de una cavidad de escasos centímetros. Es por ello por lo que la precisión y versatilidad que ofrece el abordaje robótico le resta dificultad a la cirugía y, por consiguiente, ofrece un beneficio mayor para el paciente.
«Poder realizar con total seguridad este abordaje supone dar un paso más en la atención al paciente, añadiendo cada vez más importancia a los resultados funcionales de la cirugía de cáncer de próstata, ya que el paciente teme tener secuelas que condicionen su calidad de vida. Por lo tanto, mejorar los resultados funcionales de la cirugía y minimizar al máximo la posibilidad de secuelas siempre va a dar un claro beneficio a nuestros pacientes», sentencia el doctor Juan Leal.