Fermín Cabanillas. El edificio donde actualmente se ubican las dependencias municipales de Utrera es uno de los mejores ejemplos de casas palacios que proliferaron en la localidad a lo largo del siglo XVIII.
A finales del siglo XVII, la que luego sería casa palacio de los condes de Vistahermosa ya era la mansión de un rico aristócrata.
En el siglo XVIII ya aparece como propietario del palacio Pedro Luis Ulloa-Celis, conde de Vistahermosa, un importante criador de reses bravas que realizó grandes obras al caserón, entre ellas la majestuosa portada.
María Luisa Ulloa, hermana y heredera del III conde de Vistahermosa, vendió el edificio al aristócrata Simón Gibaxa en 1841. Tras el fallecimiento de este en 1860, la propiedad la heredó Enrique de la Cuadra, quien la adapta a las nuevas necesidades y gustos de la burguesía adinerada de la época.
Mezcla elementos vanguardistas, como el hierro y el cristal, con otros más historicistas y románticos, como el mármol, azulejo y madera, magistralmente utilizados en las decoraciones de sus imponentes salones: el pompeyano, el de los espejos o árabe, el chinesco o el renacentista alemán.
Durante estos años la mansión se va convirtiendo en un bello palacio que será el escenario de una intensa vida social, de grandes celebraciones, reuniones y fiestas, a las que acudían los personajes más relevantes. El edificio fue creciendo, se construyó la llamada casa de verano, se proyectó el hermoso jardín y a su alrededor se distribuyen las espectaculares estancias. Entre ellas destaca la imponente Sala Árabe, construida en 1882, de inspiración nazarí. Desde el año 1939 el palacio de los marqueses de Vistahermosa es sede del Ayuntamiento de Utrera.
Información: Prodetur.