Redacción. La Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Virgen del Rocío ha cumplido 50 años al servicio de los pacientes en estado crítico, 24 horas, los 365 días del año. Profesionales que han trabajado desde que se creó esta unidad de asistencia médica y cuidados especializados en Sevilla se han reunido en unas jornadas conmemorativas que han repasado la historia de la primera UCI de la ciudad, y cómo ha ido especializando su asistencia en pacientes neuro-traumatológicos, cardíacos de extrema complejidad y grandes quemados.
La primera jefa del servicio, la Dra. Esther González Menéndez, participó en el encuentro inicial desgranando cómo comenzó la andadura, junto al Dr. Francisco Murillo Cabezas, quien detalló la puesta en marcha de la unidad súperespecializada de Neuro-traumatología.
Un par de semanas después se celebró la jornada cardiológica, con la participación de un equipo multidisciplinar de profesionales del hospital sevillano en el que se puso en valor el trabajo en equipo y el logro de disponer de un protocolo de shock cardiogénico local, y la presentación de los resultados desde su implantación a principios del año 2024 para la atención de estos pacientes críticos. Además, participaron ponentes de otros hospitales como el Vall d´Hebron de Barcelona.
Hoy se ha celebrado una nueva edición, en este caso, dedicadas a la atención extrahospitalaria e inicial del paciente quemado, el manejo farmacológico de estas lesiones y las opciones quirúrgicas que se les ofrece. La sesión inaugural se ha dedicado a la piel cultivada y ha ido a cargo de Gloria Carmona, coordinadora andaluza de Diseño y Traslación de Terapias Avanzadas. También colaboran un especialista del Hospital de La Paz de Madrid, Vall d´Hebron y otro del 061 de Sevilla.
La última cita científica será el próximo 4 de diciembre, en el que los especialistas en Medicina Intensiva tratarán la infección por BGM MR en el paciente crítico, juntos a otros en Enfermedades Infecciosas.
Esta serie de encuentros científicos han estado organizados por la jefa de la UCI, Rosario Amaya Villar, junto a otros profesionales de la unidad de Cuidados Intensivos y la excelente colaboración de las Unidades de Cardiología y de Cirugía Plástica. Todas las citas han finalizado con un coloquio donde los asistentes intercambian experiencias, anécdotas, progresos y han recordado los hitos que han compartido a lo largo de medio siglo.
La Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Virgen del Rocío integra más de 450 profesionales de distintas categorías (médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, celadores y administrativos, principalmente), quienes ofrecen una asistencia especializada.
De hecho, cada año atienden más de 4.000 ingresos de alta complejidad que requieren atención médica y cuidados especializados y permanentes. Esta atención se mantuvo e incluso se incrementó para los pacientes más críticos infectados por SARS-CoV-2.
Al mismo tiempo, han seguido avanzando en una renovación de las infraestructuras que mejoran la seguridad que requieren estos pacientes. La última: integrar en la asistencia un proyecto de obra por el que han habilitado 14 boxes independientes que permite el tratamiento individualizado de los pacientes, con un presupuesto estimado de 1,5 millones de euros.
Este proyecto ha permitido digitalizar estos espacios e incorporar un Sistema de Gestión de la Información Clínica en el paciente crítico, el IntelliSpace Critical Care and Anesthesia (ICCA). Se ha convertido así en la primera UCI que se digitaliza en Andalucía ya que permite acceder al estado en tiempo real del paciente desde cualquier ordenador de la unidad.
Este sistema tiene como objetivo principal mejorar la eficiencia en la gestión de datos clínicos, facilitando el acceso, la monitorización y el análisis de la información relevante para el equipo médico y de enfermería. De modo que permite a los profesionales consultar los datos procedentes de todos los dispositivos conectados al paciente de un solo vistazo en un cuadro de mandos único.
Todo ello hará posible mejorar la experiencia del paciente, la toma de decisiones y la automatización de la unidad. Y en definitiva, garantizar la seguridad y mejorar la calidad de la atención prestada.