17 diciembre 2024
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Éxito de participación en la Olimpiada Matemática Catalana organizada por la Sociedad Catalana de Matemáticas (SCM)

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/COMUNICAE/

Pese al descenso que muestran PISA y TIMSS, las olimpiadas evidencian que en Cataluña hay talento

La matemática es útil en el día a día y también es divertida. Así se puso de manifiesto en la Olimpiada Matemática Catalana, desarrollada simultáneamente en Barcelona, ​​Lleida y Tarragona, con gran participación el 13 y 14 de diciembre. El evento ha llegado a la edición número 61 en un contexto educativo de inquietud por los resultados de las últimas pruebas de nivel.

«A pesar de los flojos resultados del informe PISA, hay jóvenes muy buenos, en la franja superior», remarca Montserrat Alsina, presidenta de la Sociedad Catalana de Matemáticas-Instituto de Estudios Catalanes (SCM-IEC). El cultivo elevado de las ciencias exactas es una forma de ofrecer referentes, que incluyen a las chicas, ya que algunas fueron galardonadas en la pasada edición.

La Facultad de Matemáticas y Estadística de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) reunió a numerosos estudiantes de Secundaria (algunos, reconocidos en la edición anterior), y a algunos de los seleccionados para participar en la Escuela de verano internacional de 2024 en Chipre. Asimismo, se reunió a profesorado de las sesiones preparatorias. Algunos de los profesores son jóvenes que fueron olímpicos y obtuvieron medalla en la Olimpiada matemática internacional mundial en 2023.

El hecho de que cada vez más chicas apuesten por las matemáticas puede animar a otras chicas a participar. Vera Morancho explica que empezó a participar en concursos en segundo de ESO, y que «muchas chicas que no se habían planteado concursar se animan una vez participan por primera vez: tenemos las mismas oportunidades que los chicos y debemos animarnos a participar en estas competiciones». La concursante, que ha sido la segunda de la clasificación y la primera mujer, observa que «las matemáticas que se realizan en las Olimpiadas son más bonitas que las del Instituto o las escuelas, es necesario explicar los usos y la aplicación de las operaciones».

«Hay que realizar sesiones de preparación, practicar más y buscar concursos», explica Dina Markhavskoya, novena clasificada, para quien la matemática es «un reto interesante que emociona cuando te sale algo que antes no te salía». Además, la Olimpiada permite conocer a estudiantes interesados ​​en las matemáticas y con los mismos valores.

Detrás de Guillem Vizcarro (del Instituto Ernest Lluch de Barcelona), que ocupó la primera posición del concurso, se situaron Vera Morancho (Aula Escuela Europea de Barcelona), Daniel Carpenter (Instituto Escuela Costa y Llobera de Barcelona), Ot Santacreu Serra (Instituto Pius Font i Quer, de Manresa), Eulalia Gaya Bretones (Aula Escuela Europea de Barcelona), Andrei Vasilev (de Alella, del Aula Escuela Europea), Vahe Arsenyan (Colegio Sant Lluís de Barcelona), Xavier Ortiz (Instituto Montserrat Roig de Castellví de Rosanes) y Dina Markhavskoya (Escuela Pérez Iborra de Barcelona).

Algunos de los participantes se informan del certamen de forma particular. «Es muy importante que la gente se anime a participar en concursos como este», explicaba uno de los estudiantes. Ot Santacreu considera que la Olimpiada Matemática «es una competición muy interesante porque puedes resolver problemas difíciles y pasártelo bien. Me gusta mucho». De hecho, el espíritu de los concursos es competir contra uno mismo y no contra los demás. Los participantes establecen relaciones de amistad, lejos del concepto de rivalidad.

«Las matemáticas se aplican a todas las áreas de conocimiento, como en comunicación, periodismo de datos o posicionamiento en Internet, y es fundamental divulgar su utilidad de forma atractiva para seducir a más adeptos», expone Joan Francesc Fondevila, presidente de la Sociedad Catalana de Comunicación-Instituto de Estudios Catalanes (SCC-IEC).

Xavier Xarles, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y preparador de la Olimpiada, remarca que «damos clases presenciales y virtuales de preparación para Institutos. Normalmente, estamos tres horas haciendo problemas». El presidente del tribunal, Xavier Ros, valora la «muy larga tradición» de la Olimpiada matemática: «España envía cada año seis participantes a la Olimpiada internacional, y muchas veces dos o tres son catalanes».

José Luis Diaz, profesor de la UPC y organizador logístico del concurso, subraya que «los problemas de los concursos no son curriculares, sino que requieren entrenamiento, como los de los Juegos Olímpicos de atletismo, por ejemplo». Además, destaca que los adolescentes «compiten contra ellos mismos, y no se produce una competición entre ellos», ya que «les damos unos problemas (el paper de la competición) que se convierten en un reto que el concursante trata de resolver».

El entusiasmo y la adrenalina que impregnó la UPC refleja la vitalidad de las matemáticas y el hecho de que resuelven problemas y pueden hacer disfrutar. El objetivo es que esta percepción se extienda a todos los niveles educativos.

Fuente Comunicae

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