Redacción. El delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Muñoz, y la directora de Cultura, Isabel Ojeda, han presentado este lunes el Itinerario Murillo. IV Centenario, una ruta que se suma a otros recorridos turísticos de la ciudad y que permitirá a ciudadanos y visitantes descubrir la huella del pintor en el casco histórico sevillano, a través de 17 lugares relacionados con su vida y su obra. Además, las placas quieren servir de recordatorio de lo que ha supuesto el IV Centenario del maestro, efeméride que concluye en marzo después de haber marcado un antes y un después en la cultura local y haber llevado el nombre de Sevilla y del pintor a todo el mundo. A falta de dos meses para el cierre, ha anunciado el delegado, Año Murillo ha logrado ya alrededor de tres millones de visitantes.
Muñoz, que ha colocado la primera placa a las puertas de la Iglesia de la Magdalena, donde se ubica la pila en la que fue bautizado el pintor, ha recalcado que, aunque la efeméride está a punto de terminar, Murillo forma y seguirá formando parte de la ciudad. “Por ello, hemos querido que, más allá del cuarto centenario, los ciudadanos y los visitantes puedan seguir disfrutando de las obras maestras del genio que se conservan en Sevilla y que descubran al personaje a través de los lugares en los que vivió o en los que trabajó”.
¿Cómo era la Sevilla en la que vivió el pintor? ¿Para quiénes realizó sus lienzos? ¿Qué personajes le inspiraron? ¿Por qué aparecen ciertos objetos en sus obras? ¿Cuál es el significado último de su pintura? Estas preguntas obtienen respuesta en a través de esta ruta comisariada por Enrique Valdivieso y a cuyo recorrido puede accederse a través de la web murilloysevilla.org. “Desde el Ayuntamiento estamos trabajando para que este itinerario tenga vinculados unos códigos QR para que los visitantes puedan realizarlo a través de sus teléfonos móviles”, ha adelantado el delegado.
“A través de los ojos de Murillo, el visitante podrá descubrir iglesias, palacios, calles, plazas… de la misma manera que los contempló el pintor, un museo al aire libre, que se callejea y que supone un viaje al siglo XVII”, destaca Muñoz. Por su parte, Valdivieso, comisario de los ya finalizados itinerarios de Año Murillo, reconvertidos ahora en esta ruta permanente, ha señalado que, tras el éxito de la efeméride, entramos ya en el terreno del recuerdo y la nostalgia. “Pasarán muchas generaciones hasta que vuelva a celebrarse al pintor, por eso era lógico este homenaje en forma de recorrido por los lugares relacionados con la peripecia del maestro, un recuerdo de una supo celebrar época en la que esta ciudad a uno de sus más grandes genios”.
Muñoz ha vuelto a manifestar su satisfacción ante la respuesta ciudadana durante toda la efeméride, que culminará en marzo con la clausura de las dos últimas exposiciones, ‘Aplicación Murillo’ y ‘Murillo, IV Centenario’. “Estamos alrededor de los tres millones de visitantes en este cuarto centenario, una cifra histórica en los eventos culturales de la ciudad, pues no se puede comparar a nada que se haya celebrado antes. Por ello era importante que, una vez clausurados los itinerarios y Casa Murillo, que cerró sus puertas con más de 100.000 visitantes, quedara constancia de este éxito en 17 espacios ligados al pintor”.
El recorrido se detiene en puntos como Casa Murillo, una de las últimas residencias del artista, en el corazón del Barrio de Santa Cruz; la Catedral de Sevilla, para la que realizó numerosos encargos; el Palacio Arzobispal, que conserva dos originales; El Alcázar, que también conserva una de sus pinturas y que durante la invasión francesa en 1810 fue convertido por el Mariscal Soult en el Museo Napoleónico, proyecto que desembocó en el expolio de 999 obras, 45 de ellas de Murillo; El Archivo de Indias, la antigua Casa Lonja, donde Murillo fundó su Academia de Pintura junto a Francisco Herrera el Joven; el Hospital de la Caridad, que conserva varias pinturas del sevillano, entre ellas dos de gran formato que acaban de ser restauradas por el IAPH; La Plaza Nueva, donde se ubicaba el desaparecido convento de San Francisco, un importante enclave artístico de la ciudad en tiempos de Murillo, que trabajó para esta orden; el Museo de Bellas Artes, custodio una de las mejores colecciones de murillos del mundo, con grandes obras como La ‘Inmaculada Colosal’ y la ‘Virgen de la servilleta’.
La capilla del Museo, que en su día albergó un cuadro del artista; la Casa de los Pinelo, una Casa Palacio de origen medieval y remodelada en el renacimiento y que alberga los manuscritos de la Academia de Pintura de Murillo; El Hospital de los Venerables, al que estuvo ligado profesionalmente gracias a su amistad con Justino de Neve; Plaza de Santa Cruz, donde fue enterrado; La Iglesia de Santa María La Blanca, de cuyo conjunto pictórico se encargó Murillo, aunque hoy sólo conserva La Santa cena; La Iglesia de San Leandro, para el que pintó el retablo de San Juan Bautista; el Monasterio de San Clemente, cuyo interior pudo acoger dos importantes pinturas de Murillo, ‘La aparición de la Virgen a San Bernardo’ y ‘La imposición de la casulla a San Ildefonso’ (h. 1650-1655) y el Conservatorio Manuel Castillo, que tuvo un retablo en el que se encontraba una ‘Virgen con Niño’, entre otras obras del maestro.