Adriana Ciccaglione. Nunca las historias de cine nos habían parecido tan cercanas y conocidas, como cuando el director de la Film Symphony Orchestra, Constantino Martínez Orts, tomó la batuta para guiar a los músicos y al público sevillano también.
El concierto que pertenece al Tour 2018-19 fue acogido por los sevillanos, como un espectáculo en el que disfrutaron de la buena música, así como de las explicaciones que ofreció Martínez Orts y que nos sumergió a escenas, momentos de la cinematografía internacional que están en la memoria del colectivo y ahora también en el corazón de quienes aman la buena música.
La fuerza de la música nos acompañó a través de sonidos y luces, y de la emoción que transmite la Film Symphony Orchestra en sus presentaciones.
Con fanfarria. El concierto comenzó con: Fanfarria Olímpica de los Juegos y Tema Olímpicos de 1984 en Los Ángeles. El inicio de esta composición es con los metales, poco a poco se introducen las cuerdas y los demás instrumentos. La magia del tema, es precisamente ese guiño que hace John Williams en las gestas de los deportistas.
“Vamos a interpretar una pieza de 1912, Caballo de Troya y escucharán un solo de flauta que nos sumerge a los prados. Luego el trote del caballo y la nobleza del animal se verán también reflejados con los sonidos de la orquesta”, explicó Martínez Orts antes de comenzar la dirección de este tema, que culminó precisamente con un solo de flauta, dejando esa sonoridad suave y precisa en los oídos y el corazón del público sevillano.
Las aventuras de Mutt del filme Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal, fue la tercera pieza que interpretó la Film Symphony Orchestra, “con esta se le rinde un homenaje a la música de cine, porque nos emociona. Williams le puso música a un personaje: Henry Mutt, y todo lo que éste realiza en el filme, queda sintetizado en esta partitura”, indicó el director.
Y en efecto, los ritmos acelerados, las liras que marcaban los mismos, los platillos haciendo de la suya, nos recordaban al personaje interpretado por Shia LaBeouf.
El vals del presidente es uno de los temas más emblemáticos compuestos por John Williams para la película Memorias de una Geisha. “Representa un momento muy amargo a través de un vals, es una especie de diálogo”.
El concertino se levantó e inició la pieza, lo acompañaron el resto de las cuerdas, y en un suave susurro musical una chelista se hizo eco de esa triste melodía.
Los Fragmentos de Encuentros en la tercera fase, en la que una vez más Williams y Steven Spielberg se vuelven acoplar como uno de los mejores equipos de la cinematografía internacional; así como Una oración por la paz del filme Munich (1972) , y la Suite de El Patriota (2000), todos temas donde la maestría de John Williams se pueden apreciar, fueron ejecutadas en la primera parte del concierto.
Uno de los momentos más esperados por el público y por el propio director de la Film Symphony Orchestra, fue cuando se interpretó el Tema del vuelo de E.T., la película favorita del valenciano, y la que marcó para muchos una etapa tan especial en la infancia, con esos sonidos e imágenes inolvidables de la gran pantalla.
Con la Suite de Parque Jurásico, el público sevillano se trasladó una vez más en el momento en que el dinosaurio Rex cae, a través de los sonidos de la orquesta, que representaron esos momentos de suspenso.
Sublime. A las 22.10 horas se dio inicio a una segunda parte que estuvo llena de saltos por parte del director Constantino Martínez Orts, mientras la emoción la sujetaba a la propia batuta.
Las realidades crudas también se proyectan en la gran pantalla, así ocurrió en 1976 cuando La batalla de Midway mostró el cine bélico, “es una de las más memorables batallas. Nos deja esta oda de valor, que se siente con la integración de todos los instrumentos”, acotó el director valenciano.
Mientras que en Las cenizas de Ángela, el oboe y el piano se unen en melodías en una suite que nos narra musicalmente el drama y el dolor.
Lo mejor aún estaba por verse, cuando el director invitó al concertino Manuel Serrano, para que demostrara su talento en un solo, esta vez con El violinista en el tejado (1972). Los ritmos folklóricos le dieron la bienvenida al arco de Serrano, que supo hacer vibrar las cuerdas y ofrecer los acordes perfectamente interpretados.
Lo sublime dijo presente también, cuando ejecutaron obras como La danza del diablo de Las brujas de Eastwick, o la ya reconocida Raiders March de Indiana Jones: En busca del arca perdida.
El clarinete se paseó en las manos y labios de Carlos López, quien demostró sus habilidades en un solo con el tema La historia de Viktor del filme La terminal, tan atrevido como su paseo por la tarima, fue esa ejecución impecable y llena de ritmo.
La segunda parte culminó con una de las piezas maestras de Williams, como el Salón del trono y títulos de crédito de La guerra de las galaxias. El público se levanto y aplaudió, aplaudió, aplaudió, hasta conseguir su primer bis. Y luego, poco feliz de haber superado la primera hazaña, se repitió. Con el segundo bis de la noche, en la cual además nos sorprendieron, pues los arcos de los violinistas de todos los colores, nos transportaban un poco a esa Guerra de las Galaxias, Constantino Martínez Orts y la Film Symphony Orchestra, le decían hasta luego a una Sevilla que calurosamente premió tanto al director como a los músicos, en una gala envuelta en melodías de buen cine.