Juan Manuel Pérez Alarcón. Segunda de abono en Sevilla, con un cartel que que prologaba la prefería de Sevilla que comienza sin solución de continuidad el próximo día 1 de mayo. Tarde calurosa en sol y agradable en la sombra donde se presentaba el torero mejicano Luis David Adamey se ofrecía el cartel más «internacional» pues toreaba un colombiano – Luis Bolivar – , un español y sevillano – Rafael Serna.
Más de un tercio de plaza donde se lidiaron reses de La Palmosilla,- y un sobrero de la ganadería de Sampedro que no dio tampoco opciones – muy desiguales de presentación, que no dieron mucho juego por su falta de fuerzas y raza, a excepción del cuarto y sexto de la tarde que se dejaron algo más en la muleta.
Luis Bolívar sorteó un primer toro falto de fuerzas en los primeros tercios que apenas tenía recorrido en cuanto el colombiano se disponía a estirarse a la verónica. En el caballo un mero trámite con leves pitos para el insignificante tercio de varas. Fue breve su lidia y muerte por la escasa fuerza del animal. Tras una estocada caída fue silenciada su labor.
Le tocó en suerte un buen toro que fue el único que atacó en el caballo. Brindó al público una faena que subió de altura toreando con la derecha donde destacaron tres series iniciales que obligaron a la banda a interpretar un nuevo pasadoble llamado. Bajo el nivel la faena con la zocata donde Bolivar tampoco se atemperó con las embestidas suaves del animal. Una gran estocada entera tuvo premio y la oreja fue pedida pero no fue concedida por la Presidencia que estimó no concerderla al no haber la petición suficiente. La estocada po sí sola hubiera merecido premio. Vuelta al ruedo y bronca al palco.
Luis David Adame estuvo voluntarioso con el capote en el primero de su lote, donde quizás lo más destacable fuera un quite por lopecinas rematada con una garbosa media. Rafael Serna replicó al quite con unas chicuelinas y una media que sirvieron para acreditar su compromiso en la tarde. En la muleta el toro tuvo mejor recorrido al natural donde Adame demostró mucha firmeza. Volvió a derechas donde el torero se ajustó menos y la faena perdió la intensidad suficiente para que aquello despegara. Tras media estocada algo atravesada fue silenciada por el respetable.
Salió en quinto lugar un sobrero de Fernando Sampedro, abanto de salida, y que manifestó flojedad de manos tras la suerte de varas. El mejicano poco pudo hacer sino más bien desesperar a un público que ya estaba cansado de tanta flojera y falta de raza en la tarde. Muchos pases ante un toro que pedía la muerte.
Con el sobrero de La Palmosilla, feo de hechuras y bastote de presentación, Rafael Serna no se decidió con el capote ante un animal distraído de salida. En el caballo se dejó picar y en el segundo lance al caballo perdió las manos y dejó al toro más mermado para la faena. Brindis al cielo, en honor y gloria de su padre, el compositor y artista del mismo nombre y fallecido hace unos meses. Faena de enfermero y con muchos desajustes ante una animal que llevaba muy poco dentro. Lo mejor vino por el lado derecho donde dejó series ligadas y rematadas con algunos pases de pecho muy largos y con cierta importancia. Con la espada se entretuvo y su actuación fue silenciada.
Cerraba Rafael Serna la tedia y larga tarde de toros con un toro que se quedó con las fuerzas justas en el último tercio. Un animal que le costó mucho humillar y por tanto provocar que el torero tuviera la continuidad artística deseada. Sonó el pasodoble en honor a su padre, y la sensibilidad de Sevilla se hizo presente. Faena con ciertos altibajos pero siempre con voluntad y ganas de ofrecer una versión alegre en su toreo, con tandas poderosas. Y bajo esa perspectiva y sentimiento tras una estocada delantera y una fuerte petición se le concedió una oreja. Un premio que seguro, desde el cielo, su padre, habra pregonado y disfrutado.
