Rosa Brito. La bailaora Ana Morales, una de las más laureadas actualmente en el mundo del flamenco, que ella misma ha revolucionado con nuevas formas, se ha alzado recientemente con tres importantes reconocimientos de los Premios Lorca 2019, concretamente a la mejor Coreografía, Intérprete Femenina, y Espectáculo Flamenco, por el espectáculo Sin permiso, estrenado en el marco de la XX edición de la Bienal de Flamenco de Sevilla, el pasado mes de septiembre en el Teatro Lope de Vega.
Por este mismo montaje, la bailaora recogió el Premio Giraldillo al Baile el pasado 23 de mayo. «Siento una felicidad enorme, es un sueño cumplido que te reconozcan el trabajo en Sevilla. Es para mí un orgullo, que lo llevaré en mi corazón», explica Morales. A este evento, que cada dos años se celebra en la capital andaluza, una de las citas flamencas más importantes en todo el mundo, el nombre de Ana Morales se encuentra unido desde hace casi dos décadas.
Estos no son los únicos galardones con los que cuenta esta bailaora. En el 2009 le dieron El Desplante, premio al baile en el Festival de las Minas de la Unión, junto al premio por Malagueñas en la Perla de Cádiz.
Morales volverá a la capital en la semana del 17 al 21 de junio para impartir un curso en la Academia de Manuel Betanzos, donde se realizarán seguirilla y Alegría de Córdoba. Este curso está destinado aquellos bailaores que tengan un nivel medio y avanzado de flamenco. Tendrá lugar por las mañanas de 10.00 a 13.00 horas.
Ana Morales (Valifranca del Penedès, Barcelona; 1982), hija de padres andaluces, llegó a Sevilla con 16 años, se enamoró de ella y lleva ya 20 años aquí.
A muy temprana edad comenzó a sentir el interés por el baile, una pasión que la ha llevado a ser uno de los referentes del flamenco en la actualidad, dentro de una disciplina en la que pese al protagonismo masculino que siempre ha tenido, la bailaora se ha alzado regalando una imagen explosiva a la escena creativa del flamenco en la actualidad. El flamenco llegó a su vida por la afición de sus padres, siendo una niña de 5 años, y ahora es lo que «le da sentido a mi vida», afirma. «Y el amor más grande que conozco, porque va creciendo en intensidad».
Comenzó su formación en el conservatorio de su ciudad natal, en la danza clásica y el flamenco, una dualidad que le ha permitido poseer una versatilidad que aprovecha y desarrolla sin límites en sus creaciones. Con 16 años se trasladó a Sevilla con una beca de la Compañía Andaluza de Danza, entonces dirigida por José Antonio Ruiz, completando sus estudios con maestros como Rafael Campallo, Juana Amaya, Eva Yerbabuena, Isabel Bayón o Andrés Marín.
El flamenco nunca fue una afición, «siempre sentí que quería dedicarme profesionalmente«, comenta. Pero no empezó a ser su profesión hasta que no entró por primera vez en un ballet como cuerpo de baile y le remuneraron el trabajo. Tenía exactamente 18 años y fue en lo que era antes la Compañía Andaluza de Danza en Sevilla, el Ballet flamenco de Andalucía hoy día.
Ha trabajado con muchísimas compañías y con los más grandes artistas desde Andrés Marín, Javier Barón, Rafaela Carrasco, Esperanza Fernandez, Arcángel , Carmen Linares y Marina Heredia, entre muchos otros.
«En Sevilla se baila muy bien, hay grande artistas y grandes festivales. Aprovechen y disfruten de un arte que se cultiva en estas tierras y es valorado en todo el mundo». Estas son las palabras que Ana Morales les dedica a los sevillanos para que apuesten por el flamenco.