21 noviembre 2024
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Amanda Cantos Uncala lleva hasta Argentina la artesanía española del encaje de bolillos

Junto a su marido Alberto.
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La sevillana Amanda Cantos en el Perito Moreno.

Ana Rodríguez. La capital argentina es la ciudad donde, desde hace casi dos años, ha instalado su residencia la sevillana Amanda Cantos Uncala. Una oferta de empleo los llevó, a la joven de 36 años y su marido, a trasladarse a Buenos Aires, ciudad en la que ahora ejerce de profesora de Marketing en una escuela de negocios, además de haberse convertido en empresaria con un negocio cuya actividad se centra en la venta de encaje de bolillos español.

Natural de Sevilla capital, Amanda es licenciada en Marketing por la Universidad de Sevilla y trabajó como responsable de Marketing en Persán, la empresa sevillana fabricante de productos para el cuidado de la ropa y el hogar, antes de dar el salto al continente americano.

Prodetur Diputación de Sevilla

Desde diciembre de 2017, su vida ha dado un vuelco y, aunque está muy contenta con el cambio, reconoce que en sus planes está regresar a su tierra natal en un tiempo. Así nos lo cuenta:

– ¿Por qué decidiste irte fuera?
– Se nos presentó la oportunidad por casualidad. Mi marido había viajado en un par de ocasiones a Buenos Aires, como consultor a una empresa argentina, y le ofrecieron formar parte de la plantilla. Lo vimos como una oportunidad y, sobre todo, una experiencia de vida, y decidimos probar. Nunca había vivido en el extranjero y tenía la espinita, así que decidimos aventurarnos.

– Creo que has montado en Buenos Aires una empresa. Háblame de ella.
– En Argentina hay muchísima gente que se decide a emprender. Quizá por las dificultades del país para tener trabajo estable, bien por la creatividad e instinto de supervivencia de los argentinos, o lo más probable: la combinación de todos estos factores, muchas personas cuentan con su propio negocio. Y como dice el dicho: “donde fueres, haz lo que vieres”. Tenía mucha inquietud por empezar algo totalmente desde cero, y ha sido y está siendo un proyecto precioso. Ver como lo que empezó siendo una idea se materializa en una marca con vida propia, productos, clientes felices…

Junto a su marido Alberto.

La marca que he creado se llama “Mil veces Sí”, es pequeñita, pero con un trato muy personalizado, trabajando principalmente a través de redes sociales. Está enfocada al mundo de las novias, y su actividad es la venta de encaje de bolillos español en Argentina, en diferentes productos: pañuelos para novias e invitadas personalizados, tiras de encaje vendidas por metro a diseñadores para los vestidos de novia…

Además, siento que con este proyecto contribuyo a que esta artesanía tan delicada, que está tendiendo a desaparecer (como otras muchas artesanías), se esté dando a conocer en un país hermano, con el que no sólo compartimos el idioma, sino también muchas costumbres, y el cariño de argentinos a españoles y viceversa es latente.

“Mil veces Sí” está teniendo muy buena aceptación, aunque como comentaba aun es pequeñita y queda mucho por recorrer, con mucha ilusión y trabajo.

– Al margen de la empresarial, ¿estás desarrollando allí alguna otra faceta profesional o académica?
– Soy profesora de Marketing en una escuela de negocios. Imparto dos tipos de cursos diferentes, todos dentro de mi campo. Mis alumnos son personas que o bien trabajan en empresas y quieren ampliar sus conocimientos en Marketing, o como es el caso de la mayoría, quieren emprender con su propia idea / negocio, y necesitan formarse en el desarrollo de productos, cómo hacer realidad una idea, redes sociales, etc. En cuanto a faceta académica, para este próximo año, estoy planteándome comenzar un EMBA.

– ¿Cómo es Buenos Aires? ¿Qué destacarías de esta ciudad?
– Es una gran capital, y como tal, es una ciudad muy grande y muy poblada, con todas sus ventajas e inconvenientes. Por ejemplo, el principal inconveniente es un tráfico horrible a cualquier hora del día, cualquier día de la semana, y que es excesivamente ruidosa. Como ventajas, tiene una gran oferta en actividades culturales, teatros, restaurantes, muchísima actividad y mil cosas que hacer siempre. Me gusta mucho la ciudad.

– ¿Cómo fueron tus primeros días allí?
– Cuando pienso en esos días, los veo súper lejanos y me visualizo a mí misma perdida, cuando en realidad nunca me sentí con esa sensación. Me adapté muy rápido a la ciudad. Al principio estuvimos viviendo en un hotel durante dos meses, y mi principal misión durante ese tiempo era encontrar nuestro piso para vivir. No fue fácil porque no conocía absolutamente nada de Buenos Aires, y como decía anteriormente, es una ciudad enorme. Debía tener en cuenta mil cosas: la zona, el barrio, que estuviera bien comunicado, las características del piso, precios de alquiler…
Entonces lo primero fue empaparme de todo esto, y a principios de febrero por fin nos mudamos al piso donde vivimos actualmente, en el barrio de Palermo.

Amanda en el barrio de la Boca.

– ¿Cuáles son los principales obstáculos que has tenido que superar?
– Una cosa que nos chocó mucho cuando llegamos es la moneda, el peso argentino. Es difícil vivir en un país donde la devaluación de la moneda es constante, lo que provoca que los precios no dejen de subir y la inflación se dispare.
Cada vez que vamos al supermercado los precios han subido. Por ejemplo, cuando llegamos a Buenos Aires, una botella de aceite de oliva tenía un precio con dos dígitos, y ya va por tres… Psicológicamente es difícil de asimilar, sobre todo cuando vienes de un país con una moneda fuerte, algo que por cierto no valoras hasta que no vives en otro lugar con este problema.

– Háblame de las costumbres argentinas que más te gustan y de las que no soportas.
– La costumbre argentina que más me gusta, sin duda, es el asado. Se puede decir que para el argentino es un ritual: desde la compra de la carne hasta la manera de prepararlo y después comerlo. Los argentinos son personas muy sociables, que hacen mucha vida con familiares y amigos. Te abren las puertas de sus casas, y siempre alrededor de un buen asado, con un buen Malbec, y por supuesto que no falte el mate. Mi marido y yo ya somos expertos organizando asados en el quincho de nuestra casa, aunque reconozco que a la hora de cocinarlo siempre se encarga alguno de nuestros amigos argentinos. Es nuestra asignatura pendiente.

En cuanto a alguna costumbre que no me guste, ¡qué no comen pescado! Hay muy poca oferta, tanto en los restaurantes como en las pescaderías, que además son muy escasas. Tienen muchísima costa, pero la pesca la exportan. Es el país de la carne…

Y otra costumbre muy argentina es la de ser excesivamente críticos con su país, llegando incluso a ser poco objetivos y derrotistas, siempre ven el lado más negativo y se comparan demasiado con Europa, creyendo que cualquier otro país va a ser mejor que el suyo. Es cierto que Argentina tiene muchas dificultades sociales y económicas, pero también es un país maravilloso, con mucho potencial y recursos, una naturaleza increíble desde el norte hasta el sur, y deberían valorar más lo que tienen y luchar por mejorarlo. El día que Argentina se lo crea, y luchen todos juntos en una dirección, será imparable. Es un gran país tremendamente parecido al nuestro.

– Cuéntanos alguna anécdota que te haya ocurrido durante tu estancia.
– En febrero del 2018 acudimos a un concierto en el Teatro Colón de cantantes españolas. Actuaron Pastora Soler, Marta Sánchez, India Martínez, Vanesa Martín, Bebe, Niña Pastori y La Mari. Fue maravilloso. Pero lo más increíble es que cuando estábamos a punto de entrar en el teatro, justo en una de las plazas que lindan con el lateral (plaza del Vaticano), escuchamos cantar “La Saeta”, y era nada más y nada menos que Joan Manuel Serrat, dando un concierto gratuito. En ese momento no nos podíamos creer que estando tan lejos de nuestra tierra, nos sintiéramos tan cerca.

Y otro momento que tengo grabado es cuando tuvimos la oportunidad de acudir a una recepción que organizaron SS.MM. los Reyes de España, en su última visita a Buenos Aires, e invitaron a la colectividad española. La conexión entre España y Argentina es realmente estrecha.

– Sobre los argentinos hay muchos prejuicios. ¿Cómo son en realidad?
– Es verdad que hay muchos prejuicios, y bajo mi punto de vista, algunos de ellos se cumplen. Principalmente el de embaucadores con las palabras. ¡Hablan mucho y hay que tener cuidado con todo lo que te dicen y prometen! (si algún amigo argentino lee esto, ¡espero que no se moleste!).

Pero si hablamos del carácter el argentino, a grandes rasgos, creo que son muy parecidos a los españoles, y más concretamente a los andaluces. Tenemos muchas cosas en común, principalmente en lo social: nos encanta hacer vida en la calle tomando una cerveza, salir de fiesta, disfrutar de los amigos… Además, el argentino le tiene mucho aprecio al español, se sienten muy europeos (por sus ascendentes principalmente españoles e italianos), y solo puedo decir que siempre nos han recibido con los brazos abiertos donde hemos ido.

Pero sí tengo que destacar algo por encima del resto, tienen un poder para sobreponerse a las adversidades increíble. Me gusta mucho de ellos que da igual que seas de derecha o izquierda, liberal o peronista, el amor a la patria está en el ADN del argentino y es ciertamente envidiable.

La pareja en San Telmo.

– ¿Cuál es tu lugar favorito de Buenos Aires?
– Tengo muchos… Me encanta mi barrio, Palermo. Tiene muchísima vida, tanto de día como de noche, restaurantes muy bonitos, cafeterías muy agradables con un magnífico café, tiendas de ropa con muchísimo estilo (aunque carísimas)… Pero cuando recibimos visitas de familiares y amigos, y les llevamos a los sitios más turísticos y emblemáticos de la ciudad, si tuviera que quedarme sólo con un sitio, sería el Teatro Colón. Se trata de uno de los mejores teatros del mundo, y no sólo es bonito arquitectónicamente hablando, su acústica es famosa en el mundo entero, y ver cualquier espectáculo en él (ópera, conciertos sinfónicos, ballet…), es una experiencia muy difícil de olvidar.

– ¿Qué piensa tu familia y amigos de tu aventura?
– Siempre nos han apoyado porque saben que teníamos ganas de esta aventura, que ha sido una decisión nuestra, y que estamos muy bien. Aunque por supuesto nos echan mucho de menos, y siempre estamos contando los días para volver a vernos y disfrutar juntos.

– ¿Cuáles son tus planes futuros?
– En principio, nos gustaría quedarnos en Buenos Aires un par de años más. Aunque como siempre digo, las maletas se hacen en un momento, y una vez que te atreves a dar el salto de vivir fuera, moverte de un país a otro es mucho más fácil. Si finalmente son menos de dos años, o por el contrario algo más, ya se verá… Lo que sí tenemos claro mi marido y yo es que donde queremos vivir y que nuestros hijos crezcan es en Sevilla. La familia y las raíces tiran mucho… Esta estancia en el extranjero es una aventura, una oportunidad, una experiencia de vida… que, en nuestro caso, tiene fecha asegurada (aunque no cerrada), de vuelta.

– ¿Qué es lo que más echas de menos de Sevilla?
– Lo que más echo de menos, por supuesto la familia y los amigos. Hay momentos en los que se hace difícil no estar con ellos. Pero si hablo de Sevilla, pasear por sus calles, los bares, el clima (cuando no hace demasiado calor…), la comida… Quedarme con un solo sitio o rincón se me hace muy complicado, ¡hay tantos! Un paseo desde la calle Feria hasta la Encarnación, que tantos recuerdos me trae de mi infancia… Un paseo por la calle Águilas hasta llegar a la Alfalfa… El bar La Fresquita en Mateos Gagos, comer unas buenas tapas en cualquier bar del centro…

– ¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España? 
– Sí lo recomiendo. Personalmente, te abre la mente y eres capaz de pensar teniendo en cuenta más puntos de vista, con más perspectiva. Te hace crecer. Realmente te ayuda a conocerte en situaciones totalmente nuevas y desconocidas hasta el momento. Además, aprendes a valorar mucho más tu país y darte cuenta de que, aunque siempre hay muchas cosas que mejorar, España no es un país que haga tan mal las cosas como muchas personas se empeñan en criticar. A estas personas especialmente sí les recomendaría que vivieran en el extranjero una temporada.

Pero también se trata de una decisión muy personal. Hay personas que no son capaces de dar el paso por diferentes motivos, o que simplemente no tienen esa inquietud, y como suelo decir en alguna que otra conversación donde ha salido el tema: no todo el mundo tiene por qué vivir fuera. Aunque sí es algo que recomiendo.

– Para terminar: un mensaje a los sevillanos.
– Vivís en la ciudad más bonita del mundo.

2 comentarios en «Amanda Cantos Uncala lleva hasta Argentina la artesanía española del encaje de bolillos»

  1. Enhorabuena Amanda por valorar la artesanía del Encaje de Bolillos.
    Soy encajera de bolillos desde hace más de quince años. Es una labor maravillosa que te seduce y te embriaga hasta el punto de perder la noción del tiempo.
    He realizado muchas labores, puntillas para toallas, delantal,..etc pero sobretodo me encantan los Abanicos ….en especial el Pericón. Tengo bonita colección.
    Te deseo mucho éxito en tu trabajo….y si algún día me necesitas estoy a tu disposición.
    Busca en Facebook CARMEN CREMADES

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