SBN. El espíritu de Maese Pérez, el organista imaginado por Bécquer cuando tenía 25 años, y que ubicó en Sevilla, volverá a cobrar vida esta Navidad en el convento de Santa Inés de la capital hispalense, mediante la recreación de la única leyenda que el poeta situó en la ciudad que le vio nacer, con el matiz de representarse en el convento donde el histórico poeta la situó.
Será el próximo 20 de diciembre a las 20.00 horas, tras la misa de ese día. Todo ello mediante la iniciativa de ‘Con Los Bécquer en Sevilla’ y ‘Noches del Baratillo’, asociaciones culturales que seguirán a las manos del maestro organista Abraham Martínez, que, precisamente, se ha encargado, al frente de la fundación Alquimia Musicae, de restaurar el órgano del convento, el mismo que Bécquer cita en la leyenda.
De hecho, aunque las recreaciones de esta obra se realizan en distintos lugares, en Santa Inés es donde se inspiró, por lo que cada año decenas de personas abarrotan las naves del convento para escuchar y ver la recreación nada más terminar la Eucaristía.
Hasta hace cuatro años, en las recreaciones de Maese Pérez se había utilizado un órgano eléctrico, pero en 2017 volvió a sonar uno de los órganos más antiguos de Sevilla, obra de transición entre los siglos XVII y XVIII, al que Abraham Martínez hizo un arreglo inicial para tocar ese día, pero que posteriormente ha sonado en todo su esplendor, con un ensayo previo que tuvo lugar en la Misa del Gallo.
Pilar Alcalá, secretaria de ‘Con los Bécquer en Sevilla’, asociación que se encarga de preservar y difundir el legado del poeta, recuerda que diciembre es un mes muy especial para esta entidad, ya que acoge los aniversarios del nacimiento de Valeriano Bécquer (15 de diciembre de 1833) y del fallecimiento de su hermano Gustavo Adolfo (22 de diciembre de 1870).
La del convento de Santa Inés es la más original recreación de la leyenda publicada en el periódico madrileño «El Contemporáneo» en 1862, una cita de lectura teatralizada sobre la base de la figura del organista, personaje que protagoniza una leyenda de Bécquer, un anciano ciego de nacimiento, de 76 años y poseedor de un don especial para tocar el órgano, cuyo fantasma lo siguió tocando una vez fallecido.