Redacción. Eduardo Guerrero, artista de técnica depurada, estética actual, profundo conocimiento de la esencia del flamenco y físico que magnetiza en escena, presenta el domingo 1 de diciembre a las 20 horas Sombra efímera II en el Teatro de la Maestranza, y lo hace acompañado por Javier Ibáñez a la guitarra y Manuel Soto con Samara Montañés al cante.
Nacido en Cádiz en 1983, fue un niño prodigio del baile flamenco que empezó a bailar con 6 años en la escuela de Carmen Guerrero de su ciudad natal y se formó con gigantes como Mario Maya, Antonio Canales o Manolo Marín, entre otros. Es un bailaor total, además de flamenco ha estudiado danza contemporánea y clásica, y un creador rupturista que no se impone límites espaciales pues ha llegado a bailar en un concesionario de automóviles y con un vestuario impactante que puede exhibir cueros, botas, túnicas o faldas de guerreros antiguos.
En Sombra efímera II, con dirección artística de Mateo Feijóo, Eduardo Guerrero prosigue su inquieta y excitante búsqueda artística explorando nuevos diálogos con el espacio teatral, desatando coreografías que bucean en la tradición del flamenco pero que también abrazan las artes contemporáneas del movimiento y las artes plásticas y visuales.
Sombra Efímera II es un traspaso de información entre disciplinas y pensamientos. Es un diálogo que nos planteamos entre la tradición del flamenco, arraigada en el cuerpo de Eduardo Guerrero, y el lenguaje contemporáneo que define la trayectoria de Mateo Feijóo. En este diálogo intervienen otras disciplinas que dan cuerpo a la pieza en su totalidad. Con este proyecto se trata de profundizar en la relación con el espacio. Cómo el cuerpo irrumpe y abandona, presiona y cede, se precipita y vuela en un espacio perfectamente acotado y construido de forma específica para la creación de este espectáculo.
Hablamos de Sombra Efímera II como de un proyecto construido en capas, diferentes pasos que articulan un todo. El sonido de las voces de Samara… y Manu… dan voz a la poesía sufí, nos adentran en un viaje atemporal en el que las emociones y los sentimientos más íntimos, se dejan acompañar por la guitarra de Javier… y afloran llenos de matices. Con esta propuesta nos adentramos en un territorio nuevo, queremos explorar sin miedo las posibilidades del cuerpo, la luz y el sonido, partiendo siempre del flamenco como forma de expresión que nos acompaña en este viaje pensado para los sentidos.