Sara Rojas Abadía. La púgil marchenera se repite estas palabras cada vez que sube al ring: «Gane o pierda, lo voy a dar todo de mí». Tiene 18 años y compite desde hace tres, pero ya se ha proclamado Campeona de España y cuenta con otros tres oros en su palmarés.
María ha crecido vinculada al boxeo y ha demostrado su entusiasmo por este deporte desde muy pequeña. Su padre (y entrenador), Moisés García, se dedica al boxeo desde los 15 años, la misma edad con la que su hija comenzó a competir. Cuando se trasladaron de Málaga a Marchena, Moisés se enteró de que en este pueblo sevillano había una Escuela de Boxeo y decidió seguir entrenando este deporte, como había hecho hasta entonces. María tenía 6 años y siempre insistía en acompañar a su padre al gimnasio.
Se recuerda a sí misma sentada en una silla al lado del ring. Pero limitarse a mirar era para ella como calmar la sed con comida. Uno de los entrenadores de la Escuela percibió lo que en María despertaba este deporte y vaticinó lo que sucedió después: “de grande vas a ser boxeadora”. Sentía dentro de ella que las ganas por practicarlo iban creciendo, como las llamas se avivan al entrar en contacto con el viento.
Al principio lo vivía como un juego. Se conformaba con “echar guantes”, es decir, con practicar el sparring, un tipo de entrenamiento, pero su mayor ilusión era subirse al ring. Pasaron seis meses desde que comenzó a entrenar, cuando se subió al cuadrilátero por primera vez, con una emoción que la desbordaba.
Comenzó a competir en 2016. Debutó en el Campeonato de España de Clubes en la categoría de 50 kilos, dos kilos por encima de lo que le correspondía. Aun así, se hizo con la plata. La primera vez que compitió en la categoría joven fue en 2018 y consiguió el segundo premio en el Campeonato de Clubes. Participó en su primer Boxam Internacional Femenino donde también se proclamó subcampeona. Fue en el campeonato internacional Odivelas Box Cup celebrado en Portugal, donde consiguió su primera Medalla de Oro.
Con esta motivación comenzó el 2019, un año de importantes logros a nivel personal y profesional. Alcanzó uno de los objetivos propuestos la temporada anterior: pertenecer a la Selección Española de Boxeo. Además, fue a Suecia y quedó quinta en el Campeonato “The Golden Girl”, misma posición que en el Europeo al que acudió con la Selección. A nivel autonómico, se alzó con el oro y en el Campeonato de España de Clubes celebrado en Ponferrada consiguió su tercera Medalla de Oro. Cerró el año convirtiéndose en campeona nacional en el Campeonato de España individual celebrado en Murcia. Esta vez compitió en su peso y categoría.
Mari Ángeles recuerda todos estos momentos con el brillo en los ojos que delata la pasión que late dentro. Si tuviera que elegir, se quedaría con el primer Campeonato de España que ganó, pues le dedicó especial esfuerzo al saber que podía ser determinante para que la Selección Española la fichara.
A partir de ahora, pertenece a la categoría élite (de 18 años en adelante). María sonríe al pensar en lo que le espera: enfrentarse a mujeres que le doblan la edad. Sabe que es un salto importante y que supone un riesgo. Su padre admite “ahora empieza lo difícil”. Su madre confiesa “cada vez da más miedo”. Pero medio es algo que María nunca ha sentido en el ring. Desde pequeña ha destacado por su valentía. Como no había niñas de su peso, su entrenador aumentaba la resistencia para que aguantara el golpe. En el gimnasio llegó a luchar con chicos de 80 kilos.
Hoy María compatibiliza sus estudios con el trabajo en el gimnasio. A diferencia de la mayoría de niñas de su edad, el resto de su tiempo lo dedica a su propio entrenamiento: todas las tardes de 18:00 a 22:00 o 22:30, menos los fines de semana, que sale a correr por las mañanas. Cuando se aproxima un campeonato, la intensidad de su preparación aumenta considerablemente.
La boxeadora marchenera conoce el valor del sacrificio, y no solo por el esfuerzo físico que requiere un entrenamiento tan constante. “Tienes que compaginar tu vida social, tus estudios… tienes que sacrificar muchas cosas”. La disciplina que lleva el boxeo le impide salir entre diario. Los fines de semana tiene que recogerse mucho antes que el resto de sus amigas, que muchas veces no valoran su dedicación y entrega, no comprenden el porqué de una disciplina tan estricta.
María lamenta que se trate de un deporte olvidado, poco reconocido social y mediáticamente. Pero se siente afortunada porque nunca le ha faltado el apoyo de su familia. Su principal pilar, su madre. Es quien le da alas y hace posible su participación en los campeonatos, pues ella se queda a cargo de sus hermanos y saca adelante su casa mientras María y su padre se van a competir.
A pesar de las dificultades, sabe que lo más importante para llegar lejos en este deporte es tener voluntad propia y constancia. La pasión es el motor que mantiene activas las ganas para no abandonar.
No le preocupa el golpe porque desde chica es consciente de que es un deporte de contacto, pero en el que hay control y protección. El boxeo “es como el ajedrez”. Un deporte en el que hay que utilizar mucho la mente, la estrategia. “Si en el ajedrez hay que pensar cómo mover las fichas, pues aquí, cómo encajar los golpes. Antes iba a lo loco, pero ahora sé que tengo que ir con cabeza”.
El alto grado de exigencia al que se someten deportistas de élite como María hace que sea crucial entrenar no solo el cuerpo, sino también la mente. “Un psicólogo deportivo es un apoyo importante para compartir y expulsar tus frustraciones. Es normal que te dan bajones y que te plantees dejarlo”. Ella misma experimentó esa sensación cuando veía que su sueño de entrar en la Selección Española no se cumplía. Aunque se le pasara por la mente, “nunca dejaría el boxeo, es un vicio”.
También es importante dominar los nervios en la competición. “Pueden jugarte una buena pasada si hacen que te actives, que no te duermas”. Pero hay veces que los nervios pueden hacerte recaer y nublar tu capacidad de concentración. Al principio no sabía cómo controlarlos, pero “al final de tanto subir al ring aprendes a hacerlo”. La propia seguridad en sí misma es lo que mantiene a los nervios alejados.
María vive los campeonatos como si fueran una película. No es capaz de describir el entusiasmo que le produce el ambiente olímpico que allí se crea. La pasión que se respira encima del ring es contagiosa. “Motiva mucho”.
La púgil marchenera ha estudiado el estilo y el toque de grandes del boxeo, como Rocky, Mike Tyson o Muhammad Ali. Sabe que para ellos la concentración y el silencio es esencial los momentos previos al asalto. Pero ella es diferente, ella desconecta bailando. “La música es lo que me concentra, es lo que me desconecta, me anima y me motiva”.
También es atípica en sus rituales y reconoce que tiene sus propias manías. Habitualmente los boxeadores evitan comer al menos dos horas antes de la pelea. Pero ella confiesa que el minuto antes de subirse al ring tiene que comer algo de azúcar. Recuerda que en el último Campeonato de España se comió una tableta de turrón entera.
Cada vez que sube las escaleras que llevan al ring siente un enorme respeto por su rival, pues sabe que se va a enfrentar a una persona que “también tiene puño y sabe pelear”. El pensamiento que resuena en su interior es “gane o pierda lo voy a dar todo de mí”. Ya en el cuadrilátero, se persigna, golpea los brazos, salta y a pelear.
Cuando estaba en el instituto tuvo que soportar comentarios despectivos. “Tú cómo vas a boxear si eres una mujer, no sabes pelear”. No le afectaba porque sabía que los hechos hablarían por sí mismos. Ahora que pertenece a élite, reconoce que todavía no hay igualdad en el mundo del deporte: “en la categoría élite femenina todavía hay que llevar casco, mientras que en la masculina ya no es necesario”.
Aunque tenga 18 años, María tiene las ideas muy claras. Su sueño es dedicarse profesionalmente al boxeo. Pero es consciente de que para ello ha de contar con un respaldo económico detrás. “Si quieres ser entrenadora tienes que tener otro trabajo que te respalde porque esta profesión tiene decaídas”. De momento, su plan de futuro es terminar los estudios y conjugar su deporte con otra pasión: ser esteticista.
Haber llegado hasta aquí ha hecho que aumente su ambición por superarse, por soñar a lo grande, siempre esforzándose y trabajando desde la humildad. Este 2020 trae grandes campeonatos e importantes retos. El objetivo es demostrar lo que vale para que puedan convocarla para las próximas Olimpiadas.
El boxeo es a menudo un deporte poco conocido, estigmatizado, vinculado al peligro y los barrios pobres. No obstante, Marchena valora este deporte cada vez más. Personas como María son el mejor antídoto para erradicar prejuicios. La viva imagen del esfuerzo, de la dedicación, la disciplina. La esencia de un deporte que une, entusiasma y despierta pasión.