La crisis sanitaria por el nuevo coronavirus nos ha dejado un panorama de incertidumbre con el que no estamos preparados para lidiar. Para poder tomar decisiones en las que se basen nuestros actos necesitamos certezas, seguridad, saber que las cosas van a ir como siempre. Porque, aunque antes hayan ido mal, eran controlables.
Eso es precisamente lo que nos angustia, la falta de control. No nos gusta la sensación de sentirnos sobrepasados, y la situación actual ahora se suma a las que habitualmente hemos de afrontar en la vida: una ruptura, la pérdida de un ser querido, del empleo, etc.
¿Qué hacemos para combatir esa angustia? Intentar buscar respuestas que nos ayuden a entender la situación, que nos devuelvan la esperanza o que, por el contrario, nos permitan pasar página. Porque no nos asusta el futuro exactamente, sino el estar en vilo, en el vacío de no saber.
La historia de nuestra especie constata esto que decimos: desde los magos del Egipto faraónico a las tarotistas del siglo XIV, pasando por los oráculos griegos. La ocupación ha variado mucho desde entonces, no tanto en los mecanismos, sino en los procedimientos que se ponen en marcha.
Elena Ocaña, tarotista recomendada
Que los procedimientos han cambiado es algo que puede demostrar Elena Ocaña, cuyos servicios se pueden encontrar en Tarotistabuena. Ella se dedicaba a las consultas presenciales, pero pronto incorporó el teléfono como herramienta y ahora también la página web. La idea es llegar a más gente.
Tanto el teléfono como las tecnologías digitales tienen sus ventajas respecto a la consulta presencial, porque hay personas que prefieren llevarlo con discreción y no ser vistas al entrar y salir de las consultas. “Los rumores iban muy rápido”, explica Ocaña, más aún cuando se trataba de localidades pequeñas.
Las dotes de adivinación y el trato que sean capaces de dispensar al cliente son las principales cualidades de una vidente buena. Por un lado, Ocaña se considera vidente de nacimiento, al igual que su madre y su abuela, luego se trata de la tercera generación de tarotistas. Ha convivido con tales prácticas, ha visto entrar y salir de su casa a decenas de personas que venían del mismo pueblo, de localidades cercanas e incluso de otras provincias. Lo suyo es, según explica, un don heredado.
En cuanto al trato con el cliente, la mejor baza que pueden jugar las tarotistas es la de la honestidad. El servicio que dispensan no es económico, el cliente es plenamente conocedor de ello, pero bajo ningún concepto quiere ser estafado. Ocaña es clara, y los términos del servicio se pueden leer en su web. Hay dos modalidades, el tarot Visa y el 806.
La honestidad va más allá del dinero que haya que pagar, también tiene plena relación con la información que el cliente recibe. Explica que sus clientes tienen la percepción de que siempre acierta, y algunos de ellos la llaman con frecuencia, y es por una razón sencilla: no dice nada que no ve. “No quiero adularte, ni subirte el ánimo, ni seguirte el rollo, no. Mi misión en esta vida va más allá, debo alertarte, aconsejarte, mostrarte el camino, y eso solo se consigue con la verdad.
El tarot sin gabinete, modalidad en auge
Si tanto se insiste ahora en ofrecer tarot sin gabinete es porque en otras épocas, sobre todo a partir del auge del tarot en televisión, no era un único vidente quien atendía. El vidente principal ponía su nombre y su rostro para actuar como gancho, por así decirlo, pero la atención podría ser proporcionada con otra persona.
Es un formato que puede incomodar a un cliente que busca la profesionalidad de la persona titular, así que es desechado por videntes como Manuela Torres. Lo suyo, explica, es un tarot fechas exactas sin gabinete donde ella atiende personalmente, desde su hogar.
La videncia de fechas exactas también es ejercida por Cordelia Rojas, y no es una capacidad de la que todas las videntes puedan presumir. Para ello, explican, hay que tener una clarividencia bastante potente y basada en los sueños premonitorios, las visiones o las energías, entre otros.
Normalmente son personas que han estado en contacto con todo desde pequeñas, como las mencionadas y como Estrella Donate, que veía desde muy niña a su madre ayudar a la gente a resolver sus problemas. Treinta años después es ella quien lo hace, y es tajante en cuanto a contar con un equipo de personas: “¡Yo no necesito un gabinete para entenderme contigo y ganarme tu confianza!”, dice en su web.
Está claro que la videncia tiene sus detractores, pues se trata de una práctica basada en el esoterismo, pero incluso los más escépticos llegan a valorar el trabajo de quienes se muestran honestas y certeras en las predicciones. En todo caso, para despejar dudas, basta con una llamada: quien la alargue sin motivo no quiere más que exprimir el bolsillo del cliente.