Fernanda Rojas se define como una vidente natural, fiable y maestra del tarot. Lleva muchos años dedicando su día a día a personas que necesitan orientación y, además del tarot, practica la modalidad de la videncia sin cartas. Son personas que aseguran tener una habilidad extrasensorial tan desarrollada que ni siquiera necesitan basarse en un instrumento como las cartas para leer a la otra persona.
“A veces podemos sentirnos un tanto perdidos y desorientados. Podemos vivir episodios en nuestras vidas que nos hagan estar inestables y no saber muy bien hacia dónde tirar”, explica Fernanda Rojas. Es una sensación que al ser humano de nuestro tiempo no le gusta experimentar, pues va contra esa estabilidad a la que aspiramos toda la vida.
Es ahí, precisamente, donde entra el trabajo de una vidente: ante la incertidumbre, respuesta. Ante el caos que supone un contratiempo, planes. Ante la inseguridad, algo que indique qué camino se debe seguir. Porque la videncia, hoy día, va más allá de esa estampa esotérica que nos ha traído la ficción con consultas algo sombrías donde misteriosas mujeres realizaban sus prácticas. La videncia es acompañamiento, quiere ayudar a reorientar el presente para construir un futuro mejor.
Cómo trabaja una vidente
Para trabajar como vidente, una persona debe estar muy segura de las cualidades que posee. Lo más difícil es ser capaz de dar respuestas exactas y que se cumplan, lo que invitará a la otra persona a confiar. Rojas asegura que es consciente de lo que llama “don” desde pequeña, cuando se percató de que lo había heredado de su madre y de su abuela. Esas cualidades, años después, también le permitirían a ella ejercer. “En cuanto me percaté de que yo también lo había heredado, empezaron a enseñarme los trucos para entenderlo y dominarlo”, explica.
Pero una vidente no se da cuenta de la noche a la mañana de que es capaz de encontrar ciertas respuestas y monta su consulta sin más. La conexión con la otra persona y la atención que se le debe proporcionar se aprenden con años y años de práctica, así que contar con la ayuda de familiares que le anteceden es de suma utilidad.
En su consulta telefónica no tiene gabinete, de forma que el cliente que llama se asegura de que va a hablar directamente con ella, sin intermediarios. Al otro lado encontrará a una persona experimentada que ofrecerá un discurso claro, directo y sincero, sin ambages y sin limitarse a dar las respuestas que la otra persona quiere escuchar. “No quiero decirte lo que quieres oír, sino aquello que realmente te ayudará a para seguir avanzando en tu vida. Ese es mi objetivo vidente”, explica Rojas.
Los nuevos medios
Esta ocupación tiene mucho de tradición y de herencia, como vemos, lo que no impide a las videntes aprovechar los medios disponibles para llegar a más personas. A finales de los 80 y principios de los 90 comenzamos a verlas por los platós de televisión, y hoy todavía tienen un hueco en los medios de comunicación tradicionales: las grandes cabeceras de prensa y los canales de televisión más vistos cuentan con una vidente de cabecera para orientar las vidas de quienes les llaman.
El nuevo medio es, hoy día, Internet. Desde sus webs, las videntes modernas logran alejarse de ese estereotipo de bruja de feria construido por la cultura popular, proponiendo un servicio que pretende ser completo y diversificado. Así, nacen dos productos clave: el Tarot Visa y el Tarot 806.
El primero de ellos es un tipo de tarot muy extendido, en el que la llamada está sometida a una tarifa fija y la cuantía se abona a través de la factura de teléfono. En el segundo, el tarot VISA, hay que aportar los datos de la tarjeta para el cobro directo, y se exige una duración mínima de la llamada. A partir de ciertos minutos, el precio va resultando más económico.
El gabinete, también válido
El tarot 806 está pensando para consultas puntuales y rápidas, y el VISA para sesiones más largas. Las videntes utilizan sus webs para hacer llegar todos los pormenores del servicio y compartir sus condiciones legales, algo fundamental para combatir el intrusismo en el sector. Pero la forma de pago no es el único criterio a mirar para entender cómo trabajan las videntes del siglo XXI: si trabajan solas o se rodean de todo un equipo también establece diferencias de calado.
Aunque muchas prefieren trabajar solas, otras optan por proveer al cliente de un servicio lo bastante diversificado, que necesariamente tiene que pasar por un equipo amplio. Es el caso de Marina Galiana, también considerada entre las mejores videntes.
Galiana cuenta en su equipo con adivinadoras entre las se encuentran Zaida, Encarni, Ruth, Macarena o Paquita especializadas en astrología y videncia. O Conchita, quien usa la bola de cristal y la meditación, además de la videncia. Otras, como Susana, Anil y Fátima, son expertas también en coaching para ayudar al cliente a tomar las riendas de su vida. Por su parte, a Julia la buscan especialmente por las limpiezas energéticas, y a Alexia por su capacidad para encontrar el significado oculto de los números.
La especialización, además de con el instrumento, tiene que ver con los temas a tratar. Unas abordan temas generales, y otras se especializan el amor, el trabajo o la salud.
Más allá de las respuestas que las videntes puedan dar, pretenden conseguir algo: calmar la ansiedad de la persona que llama porque algo le está perturbando.