18 noviembre 2024
Hospital Sagrado Corazón

El ejercicio puede eliminar los efectos del confinamiento en cuerpo y mente

El gerente del gimnasio, en las instalaciones.
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Fermín Cabanillas. Siete de la mañana. La persiana del gimnasio Gerena Gerena se levanta. Su gerente es José Manuel Íñigo, un empresario que ha notado algo que es ciertamente preocupante una vez que la desescalada ha permitido que la vida vuelva poco a poco a las calles: nos hemos oxidado en el confinamiento.

Cuando atienda a este medio en su gimnasio, hay unas cinco personas usando sus aparatos, ya sea para musculación o para cardio. Poco a poco, una vez que se ha permitido volver a la actividad normal, la gente ha comenzado a ir a los gimnasios, pero aún, incluso por seguridad, se hace poco a poco.

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“Es necesarios hacer ejercicio siempre, pero más aún cuando venimos de un confinamiento como el que hemos sufrido, sobre todo por el fortalecimiento el sistema inmunológico. Un sistema fuerte conlleva no contraer enfermedades, entrar en una fase del cuerpo no oxidativa, la alcalina, que es en la que encuentra más sano, propenso a no contraer enfermedades, y de otra forma entra más fácilmente la enfermedad”.

Los propios usuarios pueden desinfectar los aparatos para sentirse más seguros.

De esta forma, ya sea en un gimnasio, en un campo o en parque, hay que dar ejercicio al cuerpo y la mente. “He visto gente volver del confinamiento con obesidad, oxidada y depresiva. El deporte te mete en una fase anímica buena y ahí empieza lo positivo”, asegura el gerente de Be In Shape Gerena. No se trata de vivir en un gimnasio, sino de ser constante, porque “en diez días ya se empieza a notar la mejoría, incluso en su vida diaria, en todo, porque a niveles anímicos también y a niveles de salud, incluso a la hora de algo tan simple como regular el tránsito intestinal, porque el simple hecho de hacer deporte hace que cuerpo se regule en todos los aspectos”.

José Manuel Íñigo reclama que no haya miedo a salir a la calle y entrar en un gimnasio, “igual que vamos a un bar a beber cervezas, donde se se concentran grupos de diez personas a medio metro o 30 centímetros. En un gimnasio con distancia de seguridad es prácticamente imposible contagiarse. Incluso el propio cliente puede desinfectar los aparatos después de usarlos. Es muy complicado que el virus se contraiga y coger una carga viral grandeza demás de que siempre  hay menos de diez personas en la sala, por eso abrimos de siete de la mañana a once de la noche”.

“Es mejor coger una línea prudente que intentar ganar mucho dinero rápido y que tengas que cerrar también muy rápido”, asegura. Ahora, queda el momento de quitarse el óxido de encima, porque, en las personas como en los objetos, el óxido nunca es bueno.

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