R.F.B. Sevillana, y cosmopolita, Rosa Gallego dibuja un perfil en las antípodas de lo anodino. Calificándose como aventurera, sus hechos vitales darían para una novela de esas que empiezas a leer y no dejas en la mesilla de noche hasta que la acabas. Sale de nuestra ciudad muy jovencita para seguir estudiando en Madrid, pero en cualquier lugar desde entonces ejerce la luz de su sevillanía. En sus caminos, que exhalan brillantez, siempre cede al magnetismo de la ciudad que le vio nacer volviendo con frecuencia. Parece que su vida es un puzle donde las piezas encajan con delicadeza, cosechando la perseverancia que le caracteriza y que se ve favorecida por tener las ideas bien claras.
Este realismo vital no tiene por que matizarse, sino más bien alimentarse, por su condición de persona cariñosa y amiga de sus amigos. Paladín de tal vertiente emocional es su historia de amor de pareja, culminada en un matrimonio con tres hijos que en esa faceta esencial supuso una de sus ilusiones más anheladas.
Entusiasta y vital, nuestra sevillana por el mundo da la sensación de un devenir que tenía premeditado desde bien niña. Admite precisar de la brisa marina y denota que cualquier oportunidad es buena para expresar sentimientos de alegría y fraternidad. Transparente y apasionada, obsequiando su alrededor con una permanente sonrisa, se muestra agradecida y generosa con lo que le ha ido pasando y con las personas que se le han cruzado en la vida. En una perfecta combinación de cercanía y exquisita educación, atiende con amabilidad nuestras preguntas.
Todo empezó para María Rosa Gallego García naciendo en Sevilla, en la Clínica Santa Isabel, a mediados de los ochenta. Lo hizo en el seno de una familia de la que se siente orgullosa, a la que echa de menos en la distancia aunque suele reencontrar varias veces al año -usualmente vuelve en navidad, feria, verano y San Miguel, onomástica de su padre; y ellos van a Panama también con cierta regularidad-.
Sus primeros pasos de escuela los vivió en el colegio de las Irlandesas, aunque la mayor parte de su infancia y adolescencia la pasó en el Entreolivos, lo que le posibilitó realizar varios intercambios con colegios de Inglaterra e Irlanda. Así fue abriéndose su perspectiva, aprendiendo el idioma anglosajón y enamorándose de la cultura británica. A los 16 años decide dar un salto relevante, elevando prontamente el vuelo e iniciando los estudios de bachillerato en Madrid.
La profunda admiración que siente por su padre, y por lo que hace, desde pequeña ya la inducía a orientar su formación universitaria a la gestión de empresas. Por eso, culminados sus estudios medios, inicia Empresariales en la Universidad Villanueva de Madrid – EBS, quedando fascinada y constatando, en esos dos primeros años, que las materias que estudiaba le encantaban. Esa satisfacción académica fue acompañada de la creación de amistades maravillosas que hoy perduran, y que las considera como de la familia.
‘ … en tercero de carrera, -nos dice Rosa- hice 6 meses en Londres y 6 meses en Paris, esa fue la primera vez que salí de España, siempre con la gran ilusión de volver. Durante mi estadía en Londres me dieron la gran oportunidad de acabar mis estudios universitarios especializados en finanzas en la Universidad de Regents College. Esta decisión, muy meditada, sin saberlo iba a cambiar el Rumbo de mi vida. El primer día de universidad en Londres solo conocía a un gran amigo de Madrid, el cual llevaba allí los últimos 6 meses. Él me dijo: “Rosa no te preocupes que te voy a presentar a un chico que conoce a toda la universidad y es el que organiza todas las fiestas y eventos”. Ese chico estaba rodeado de un harén de mujeres rusas conversando con ellas, por lo que tampoco me presto mucha atención. Lo que es la vida, que esa misma noche me invitaron a una fiesta donde él apareció, y tras una larga conversación nos hicimos inseparables, hasta el día de hoy, mi marido.
Tras terminar sus estudios, la contrataron en el Banco Santander Londres, donde trabajó dos años en auditoria interna, realizando la incorporación de Abbey Bank en el grupo. ‘Una experiencia increíble donde aprendí muchísimas cosas y conocí a gente muy interesante.’
A los 23 años volvió a Madrid para continuar en el banco en el área comercial. Un par de meses después, ‘convencí a mi novio para que se mudara a Madrid, pero sus aspiraciones eran montar diferentes empresas, y en el año 2009 con la profunda crisis se le hizo casi imposible, por lo que decidió volar a Panamá, donde su padre estaba abriendo negocios del sector inmobiliario.
Sola, en Madrid, me enfoqué en mi trabajo y amigos, pero algo dentro de mi sabía que ese no era mi destino, simplemente no era feliz. Tras 6 meses, sin haber sabido nada del que era mi novio, ya que decidimos acabar la relación, recibo un mensaje de un numero panameño citándome en Madrid para comer. Y allí estaba el, en una preciosa terraza de Madrid diciéndome: “no puedo vivir sin ti, quiero casarme contigo y que vengas a Panamá como mi esposa”. Y así fue, por amor que mi destino me llevó a Panamá.‘
-¿Cuales fueron tus aficiones, tus inclinaciones desde primera hora, desde niña? ¿al cabo del tiempo, cuales fueron consolidándose o surgiendo? ¿Qué te gusta hacer más?
– Una de mis aficiones es el esquí, deporte que practico varias veces al año y que comparto con toda mi familia. También me apasiona navegar, aquí en Panamá tenemos un barco y salimos todos los fines de semana en familia y con amigos a disfrutar de las maravillosas playas que ofrece las islas las perlas en Panamá. Mis inclinaciones desde muy pequeña fue tener mis negocios y una gran familia consolidada. Hoy en día, junto a mi marido he podido cumplir mis sueños.
-¿En qué ciudad vives? ¿desde cuando? ¿porqué fuiste allí?
-Vivo en Ciudad de Panamá desde hace 10 años. Y me vine aquí por amor. Una sevillana y un Suizo con las bases muy establecidas en Panamá.
-¿Cuál es tu vida cotidiana, actividades, horarios…?
-Me levanto cada día a las 6 de la mañana, ayudo a mis hijos a ducharse y desayunar y los bajo al autobús del colegio. Después dedico una hora al deporte y vuelvo a desayunar con mi marido antes de que se vaya a trabajar. En el trascurso de la mañana organizo las funciones de la casa, enciendo el ordenador y comienzo a contestar los email y llamadas de proveedores y clientes de nuestras empresas. Trabajo actualmente desde casa porque tengo un bebe de 4 meses y así puedo compartir más tiempo con él.
-¿En que trabajas exactamente? ¿Cuál es tu desempeño?
-Desde que llegue a Panamá fundé una empresa de alimentación dedicada a la importación de todo tipo de alimentos. Cuando llegué, había mucha carencia de productos españoles, por lo que comencé a viajar a ferias y a hacer contactos con grandes empresas hispanas. Hoy en día importo varias marcas españolas a todos los supermercados de Panamá y algunos de centro América.
-¿Cuáles son los valores que te gustaría inculcar a tus hijos? ¿Cuáles te transmitieron tus padres?
-A mis hijos intento inculcarle los mismos valores que yo recibí. Ser ante todo agradecidos, educados y sobre todo que se sientan felices consigo mismos. No hay mayor gratitud que ver una sonrisa en la cara de tus hijos cada día. Ellos son quienes son, con sus defectos y virtudes, pero siempre con los pies en la tierra y felices de superarse cada día
-¿Eres optimista? ¿crees que vivimos un mundo en el que se puede confiar en el horizonte?
-Soy una persona muy optimista, pero siempre viviendo la realidad. Hay que ser consciente de que hay veces en la vida que las cosas no salen como queremos, entonces hay que detenerse y pensar de que manera redirigir las decisiones.
-¿La gente de allí como nos ve a los españoles, y en particular, si cabe, a los sevillanos?
-La gente de aquí se siente mas identificada con los que somos del sur. Nos consideran mas alegres, más latinos. Aunque parezca mentira, se parecen mucho a nosotros y adoran nuestra cultura, nuestro flamenco y nuestra comida. Cuando hacemos fiestas siempre salgo a bailar sevillanas y nos miran con admiración, para ellos es todo un espectáculo que añoran aprender
-¿ y cómo ves tú Sevilla desde allí?
-Yo tengo la suerte de volver a Sevilla unas 4 veces al año, por lo que creo que disfruto de lo mejor de allí y de lo mejor de aquí. Sevilla es mi ciudad y mis raíces y para mi la ciudad mas bonita del mundo, pero el día a día me gusta más vivir en Panamá. El ritmo de la vida aquí es más tranquilo, hay muchas más oportunidades de crecer y vivir frente al mar me da vida cada día.
La visión cosmopolita de nuestra protagonista le conduce a recomendar a sus paisanos aprovechar oportunidades de conocer el exterior. De hecho ella se ve dentro de treinta años, por ejemplo, viajando por el mundo aunque con bases sólidas entre Panamá y Europa. En el horizonte contempla su casa en Sevilla pero compaginándola con otras ciudades y continentes.
Rosa se siente sin miedos por lo desconocido: ‘Creo que soy capaz de encontrar mi sitio allí donde vaya‘.
Transmite vibraciones con el color de la felicidad. El barlovento de la vida le quiere. ‘Con los años te vas creando la familia que vas eligiendo, y tengo que dar gracias a las personas tan maravillosas que he encontrado en el camino’. Alegre y divertida, el rol de ‘alma de la fiesta’ es el que le suele tocar. Por eso nunca falta a su cita anual con la feria de Sevilla. Como tiene que ser.
Enhorabuena y felicidades, Rosa.