Redacción. Ni siquiera una pandemia ha impedido que Sevilla falte a la tradicional cita con su patrona, la Virgen de los Reyes, cada 15 de agosto. Si bien, este encuentro ha estado marcado por las mascarillas y el distanciamiento social; y por una apuesta por los medios de comunicación y las redes sociales, a través de las cuales se ha retransmitido la Misa Pontifical, presidida por el Arzobispo hispalense, monseñor Asenjo, en la Asunción de la Virgen.
Como todos los años, han participado una representación de las autoridades políticas, civiles y militares de Sevilla, así como un nutrido grupo de personas pertenecientes a la Sacramental del Sagrario y a la Asociación de fieles de Ntra. Sra. de los Reyes y San Fernando. Igualmente, se ha hecho presente una pequeña muestra del clero sevillano y del Seminario Metropolitano. Y, como no podía ser de otra forma, numerosos fieles procedentes de toda la Archidiócesis que han querido acompañar a su patrona esta mañana en la Catedral.
La Seo abría sus puertas de madrugada para recibir desde las cinco y media de la mañana a los cientos de peregrinos que han participado en las Misas ante la Virgen. Este año se ha ampliado el número de estas celebraciones -de tres a cinco misas- para acoger a todos los fieles garantizando a la vez las medidas de seguridad.
Más de 80 años después, la Virgen no sale a la calle
Fue en 1934 la última vez que la Virgen de los Reyes no procesionó por los aledaños de la Catedral. Si bien, el motivo de entonces es sustancialmente distinto a las razones por las que hoy ha tenido que permanecer en el interior del templo metropolitano.
Si bien, el Cabildo catedralicio ha predispuesto que la Virgen se situara a los pies del Altar del Jubileo, para estar más cerca de los fieles. Esta novedad ha dejado imágenes inéditas en la Iglesia en Sevilla.
Respecto a la Eucaristía, ha sido presidida por el Arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, y concelebrada por el vicario general y deán de la Catedral, Teodoro León. Destacando, asimismo, una exquisita organización y cuidado de la Liturgia de la mano de Luis Rueda, prefecto de Liturgia de la Catedral y delegado diocesano de esta Pastoral.
“Ésta es una fiesta que nos remite a la esperanza”
Monseñor Asenjo ha iniciado su homilía manifestando su alegría por compartir y celebrar la Misa por la Asunción de la Virgen con todos los sevillanos, y ha recordado “el hermoso arraigo de la devoción a la Virgen por todo el mundo”.
Por otra parte, el Arzobispo ha declarado que “ésta es una fiesta que nos remite a la esperanza” porque la Virgen es “la primera redimida y nos espera en la gloria celeste”. “El hombre y la mujer no están hechos para la muerte, sino que somos para la vida”, ha defendido.
En su homilía don Juan José Asenjo también ha invitado a todos los cristianos, especialmente a los sevillanos, a imitar a la Virgen: “Imitemos su generosidad y su forma de acoger al Señor”. En esta línea, ha insistido en que “tenemos que ver a la Virgen como intercesora y mediadora”, ya que”Ella pertenece al núcleo fundamental del dogma cristiano, y debe ocupar un lugar de privilegio en nuestro corazón”. Igualmente, ha mantenido que “con María en el corazón tendremos vida interior, porque la devoción a la Virgen es manantial de fecundidad apostólica y fuente de gozo y alegría”.
El Arzobispo ha concluido su homilía pidiendo a la Virgen “que nos asista y proteja en esta pandemia, en la crisis económica que ya padecemos, y que acompañe a los pobres. También pedimos por los enfermos, los que sufren y por nuestras familias”. Finalmente, ha hecho una llamada de atención a las autoridades políticas, solicitándoles “trabajar unidos y buscar el bien común de todos los españoles”.
Antes de concluir la Eucaristía, el Arzobispo ha impartido la bendición apostólica, que conlleva la indulgencia plenaria. Ésta podrá ganarse cumpliendo las condiciones habituales: confesar, comulgar y rezar por las intenciones del Santo Padre. Asimismo, la indulgencia se puede ganar para uno mismo o para un difunto.
Finalmente, una vez concluido el Pontifical, los fieles podrán venerar a la patrona a los pies del Altar del Jubileo hasta las dos de la tarde -interrumpiéndose para la Misa de doce y media- porque, como ha descrito Luis Rueda, “hoy la Virgen de los Reyes no procesiona, sino que procesionamos nosotros ante Ella”.