Redacción. La Archicofradía Sacramental de Pasión continúa con las labores de restauración de los bordados del paso de palio de Nuestra Madre y Señora de la Merced, toda vez que la pasada cuaresma se culminó y presentó la restauración del techo de palio tras un proceso integral de recuperación de la pieza que fue realizado por parte del taller de Jesús Rosado, que llevó a cabo la limpieza y pasado a nuevo soporte del bordado, y los Hermanos Delgado, que intervinieron sobre la orfebrería de la gloria.
Es el propio taller de Jesús Rosado el que está continuando con esta labor integral de recuperación de una de las obras cumbre del bordado sevillano del siglo XX, esta vez actuando sobre las caídas delantera y trasera del palio, piezas que han sido trasladadas al taller astigitano donde se está llevando a cabo un minucioso proceso de intervención que está consistiendo en la limpieza y pasado de los bordados a nuevo soporte de terciopelo.
Al igual que sucediera con el techo de palio, la intervención está siendo escrupulosamente respetuosa con el diseño original puesto que, con el pasado de los bordados, se mantendrá el material original de perfilados y lentejuelas. Por su parte, el soporte (terciopelo) presenta unas deficiencias de conservación tanto en su descomposición cromática como en el estado general del tejido con aberturas, roturas y falta del mismo en muchas zonas, y presentaba grandes zonas donde el vello del terciopelo había desaparecido completamente. El soporte será sustituido por un terciopelo alemán.
Además, se va a llevar a cabo la limpieza de las bellotas y sustitución de las mismas en aquellos casos añadidos con posterioridad a la obra, realizándose estas con la misma técnica que las originales.
Un ejemplo único de bordado regionalista
Estas actuaciones están permitiendo que el palio recupere todo su esplendor puesto que hasta ahora no se había realizado ninguna actuación de conservación ni restauración de envergadura desde su estreno hace casi un siglo, en 1929.
La efervescencia artística que vivió Sevilla a principios del siglo XX, que se plasmó en el Regionalismo y en la Exposición Iberoamericana de 1929, hizo que la Hermandad en 1918 se plantease “la necesidad de reformar el paso de la Santísima Virgen, que no se encontraba ya a la altura de la importancia de nuestra hermandad, ni a lo que pedía el esplendor de nuestro cultos”. Pronto se trató de su venta y se acordó visitar distintos artistas, “pidiéndoles diseños y presupuestos de palio y manto, para elegir entre ellos los que parezcan de mejor estilo”.
De manera unánime, la Archicofradía escoge el diseño presentado por Antonio Amián y Austria, hermano de la Hermandad, quien realiza tanto para el manto como para el palio un diseño regionalista basado en el estilo gótico florido, que aportaba una nota de originalidad por desarrollar en pleno siglo XX el bordado antiguo sevillano en oro y seda de imaginería”.
Las obras de este nuevo palio no empezaron hasta 1924. Aunque en un principio se pensó en el color “rojo cardenal” para el soporte de los bordados tanto del manto como del palio, inspirándose en el color de las colgaduras de la catedral, finalmente fueron ejecutados en terciopelo azul por Carmen Capmany, a base de cardina gótica de gran volumen. La gloria del techo, que, como se ha indicado representa el escudo de la corporación en plata, esmaltes y pedrería, fue realizado por la Casa Mateo de Madrid.
Aunque no fue el único paso de palio que se estrenó en la Semana Santa de 1929 ni en la de 1930, que fue propiamente la de la Exposición Iberoamericana, el de la Virgen de la Merced fue quizá el que mejor mostró la renovación de la ciudad que supuso el referido certamen internacional y cuyo coste se calculó en más de 350.000 pesetas. Su evocación gótica, junto al mudéjar y al plateresco, fueron los grandes estilos que inspiraron el Regionalismo por su abigarrado decorativismo.