Virginia López. El mes de noviembre finaliza y queremos recordar algunas tumbas que acogen a personajes ilustres pero cuyo emplazamiento suele ser bastante desconocido.
Antes, haré un breve repaso por el cementerio y tumbas que sí son conocidas para, en contraposición, dar a conocer aquellas que por diversas circunstancias no son identificadas mayoritariamente, como he comentado.
Es sabido que hay una contraposición entre el rito funerario musulmán y cristiano. El primero, junto con el judío, es de enterramientos extramuros, mientras que el segundo es de intramuros, concretamente en el interior de la iglesias. Cuando no se alcanzaba el nivel socioeconómico preciso, en los aledaños.
En Sevilla, allá donde hay una plaza – Salvador, San Andrés y un largo etc. – hay un enterramiento. A veces en fosas comunes, llamadas carneros, ante la avalancha de muertos en epidemias. La más mortífera, la de 1649, se llevó a la mitad de la población. Y no es exageración sevillana.
En el siglo XVIII, con el cambio de mentalidad y el impulso de la corona, empieza a haber enterramientos extramuros. Aunque la costumbre cristiana estaba tan arraigada que costaba, la mortandad de la fiebre amarilla con que Sevilla estrenó el siglo XIX, posibilitó áreas de enterramientos como la de la Ermita de San Sebastián.
Este templo hoy es la Parroquia homónima que acoge a la Hermandad de la Paz. No lo confundan con el Quemadero de San Sebastián, que estaba en el prado del mismo nombre, donde se ajusticiaba a los herejes.
No es de extrañar que en el camino de Brenes, junto al Hospital de San Lázaro y en una zona habitual de enterramientos comunes, se habilitara el primer cementerio municipal, inaugurado el 1 de enero de 1853. Como curiosidad, aparte hay un cementerio protestante y musulmán y como nota trágica aún hay sevillanos en fosas de la guerra civil.
En los años setenta el director de Bellas Artes Pérez Embid tuvo la feliz iniciativa de acondicionar la cripta jesuita como Panteón de Sevillanos Ilustres que por el número de tumbas y su realce, se puede considerar el segundo cementerio de Sevilla.
A la par va la Catedral, de cuyos fantasmas nos habló tan bien Don Carlos Ros. Pero quizá desconozcan que en la misma Capilla Real, hay tres reyes enterrados, pues no solo están Fernando III y su hijo Alfonso X sino además Pedro I, aunque éste en la cripta. Si la Capilla Real está vetada a las visitas culturales, de la cripta ni hablamos, otra “puñalaíta cultural a los sevillanos”.
Y su madre, la reina María de Portugal, está enterrada en el Monasterio de San Clemente lo que le dota de carácter de panteón real.
Todos conocemos el monumento fúnebre de Cristóbal Colón pero quizá sea menos conocido que su hijo Hernando Colón está enterrado en el Trascoro de la Catedral.
En Sevilla llegamos tener enterrado a Floridablanca. Un dato muy poco conocido es que murió en Sevilla un 30 de diciembre de 1808 y lo enterraron con toda magnificencia en la cripta de la Capilla Real, nada menos. Así cuentan las crónicas:
“Las campanas de la Giralda y las de todas las iglesias de Sevilla hubieron de hacer señal de doble.”
123 años después, se cumplió su voluntad de ser enterrado en su Murcia natal.
Pero sí tenemos enterrado en Sevilla a un ministro como es Francisco de Saavedra cuyo epitafio en su orla funeraria en la Iglesia de la Magdalena dice así:
«Aquí yace el Excelentísimo Sr. Doctor D. Francisco Arias de Saavedra, caballero gran Cruz de la Real orden de Carlos III; ministro de Estado y de Hacienda, y profundo conocedor de la ciencia administrativa, que practicó en ambos mundos con utilidad pública. Sevilla lo aclamó presidente de la junta creada en 1808 para defender la independencia nacional contra el emperador de los franceses, vencidos por primera vez en Bailén y Cádiz, bajo su presidencia. En la disolución de la Junta central, reunió en Cádiz los restos de la monarquía, y fue nombrado Regente de la nación. Evacuada esta de sus invasores volvió a Sevilla que lo admiró en sus últimos años, consagrados exclusivamente al ejercicio de la más ilustrada piedad y oficiosa beneficencia. El 25 de noviembre de 1819 murió en Sevilla, donde había nacido el 4 de octubre de 1746».
Su enterramiento fue documento del mes en el Archivo General de Andalucía como puede verse en este enlace:
www.juntadeandalucia.es/cultura/archivos_html/sites/default/contenidos/archivos/aga/difusion/documentoMes/Dxpticos/Dxptico_sep_2016.pdf
Cabe señalar que ni Floridablanca ni Saavedra están homenajeados en el callejero. La calle Saavedras alude a un linaje medieval y Saavedra Fajardo es por el escritor.
Por último, mostramos una serie de imágenes variopintas relacionadas con la muerte en Sevilla, a cual más interesante y sobre todo muy desconocidas:
- Lápida sepulcral de Sancho de Matienzo (foto A), Tesorero de la Casa de la Contratación y Canónigo de la Catedral de Sevilla donde murió en 1522 pero fue enterrado en su localidad natal, la burgalesa Villasana de Mena. En ella aparece un relieve de la Giralda en su lado norte, tal y como era entonces, antes del campanario renacentista y el Giraldillo.
- Necrópolis tardorromana de Sevilla excavada en 2009 (foto B) y con interesantes restos paleocristianos (foto C) como la lápida que apareció del siglo VI. Aquí pudieron estar los restos de las Santas Justa y Rufina y el cuerpo de San Isidoro de Sevilla.
- Cementerio judío localizado en el aparcamiento de la calle Cano y Cueto (foto D).
- Representación de los Sepulcros de los Ribera en la Cartuja de Sevilla (1714), es un cuadro poco conocido de Lucas Valdés, donado por la Duquesa de Alba en 1992 y restaurado en 2015 (foto E).
- Sevilla, San Juan del Foratche ,Gerenna y la Giralda (h. 1600) es un grabado de J. Hoefnagel. Resulta muy curioso en su conjunto sobre todo esos tres sepulcros junto a las tinajas, que no he logrado aún documentar (Foto F).
1 comentario en «Enterramientos en Sevilla: entre lo ilustre y desconocido»
Maravilloso artículo magnífica documentación