Redacción. Las hermanas pobres de Santa Clara han escrito una carta pública en la que agradecen a los sevillanos su colaboración en la campaña de Navidad que anualmente celebran las religiosas de clausura a través de su venta de dulces.
En esta ocasión, no se ha podido celebrar la tradicional Muestra de Dulces de Convento que tiene lugar cada puente de la Inmaculada en el Alcázar de Sevilla. Sin embargo, esto no ha impedido que la repostería conventual haya llegado a todos los rincones de la Archidiócesis. Para ello, se ha contado con la colaboración de decenas de voluntarios y parroquias, que han sido sede de estas ventas masivas de dulces. Asimismo, se han elaborado una serie de cajas regalos que se han enviado por toda España y que muchas empresas han regalado como cesta de Navidad a sus empleados.
Por todo ello, las comunidades clarisas presentes en Sevilla han transmitido su gratitud a través de una carta en la que reconocen que, pese a que “nos encontramos inmersos aun en esta pandemia que tanto nos está afectando a todos”, al mismo tiempo, “es innegable cómo estamos redescubriendo que el Señor continúa haciendo obras grandes, maravillosas, y nos muestra su Rostro, mediante la vida de numerosísimos hermanos que están derrochando generosidad, solidaridad y volcándose en gestos de ternura hacia nosotras, hermanas contemplativas, que sinceramente nos admiramos y quedamos sobrecogidas al recibir tanto cariño y amor”.
«Hemos podido continuar elaborando nuestros dulces artesanos»
De esta forma, aseguran, “gracias a vuestra generosidad, desde lo más recóndito de los conventos y envueltos en grandes dosis de oración, hemos podido continuar elaborando nuestros dulces artesanos”.
Igualmente, ha dirigido palabras de agradecimiento al alcalde, Juan Espadas, y concejales; al Arzobispo, monseñor Asenjo; y al delegado diocesano para la Vida Consagrada, José Ángel Martín, “por todo vuestro interés, preocupación y detalles, porque la difusión que habéis llevado a cabo con tanto cuidado y exquisitez ha hecho posible que las ventas de nuestros dulces conventuales no se viesen mermadas este año”.
Finalmente, destacan la labor de Claudia Hernández y otras tantas voluntarias como ella que llevan más de 30 años colaborando en la venta de dulces conventuales junto a las religiosas de clausura: “Gracias porque os sentimos parte de nuestras fraternidades, por las excesivas horas de trabajo invertidas infatigablemente en nosotras, por los días y noches organizando y poniendo tantísimo empeño para que las ventas de este año hayan sido todo un éxito. Bien sabéis que sin vosotros no hubiese sido posible”, concluyen la misiva.