Redacción. Las unidades clínicas de Cardiología y de Nefrología del Hospital Universitario Virgen Macarena celebran, este año, los tres años transcurridos desde la creación de la Unidad Multidisciplinar Cardio-Renal, nacida como fruto de la colaboración entre ambas.
La citada Unidad Multidisciplinar Cardio-Renal se encuentra integrada por la nefróloga Nuria Aresté, referente de la Unidad de Diálisis Peritoneal, y el cardiólogo Alejandro Recio, coordinador de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca, apoyados por la enfermería especializada compuesta por Alicia Alcalde, de Cardiología, y Elena Carbayo, de Nefrología.
Para los especialistas, la coexistencia de la enfermedad cardíaca y renal se correlaciona con un peor pronóstico a medio y largo plazo, debido principalmente a un mayor riesgo de reingresos y de mortalidad. Esto es debido a la relación bidireccional existente entre ambas patologías, conocida como síndrome cardiorenal, donde la disfunción de un órgano induce la disfunción del otro. Está comprobado que la enfermedad cardiovascular es la principal causa de morbilidad y mortalidad en pacientes con enfermedad renal crónica; por otro lado, la enfermedad cardiovascular se asocia con frecuencia, a un deterioro de la función renal, que no solo empeora el pronóstico sino que puede ser una limitación para la optimización del tratamiento cardiovascular.
Estas unidades, un avance en el manejo de estos pacientes de elevada complejidad
Por este motivo, los expertos creen necesario un abordaje multidisciplinar e integral de estas patologías. En este sentido, la creación de unidades multidisciplinarias cardio-renales supone un avance en el manejo de estos pacientes de elevada complejidad, que permite la creación de protocolos de actuación conjunta y toma de decisiones diagnósticas y terapéuticas consensuadas.
En el caso de la insuficiencia cardíaca (IC), problema epidemiológico de primer nivel por su elevada morbi-mortalidad, los especialistas confirman que su prevalencia se correlaciona directamente con el grado de disfunción renal, que a su vez supone una importante limitación en la optimización del tratamiento de estos pacientes.
La colaboración entre especialidades que propone la Unidad Cardio-Renal ha supuesto una clara mejora en la atención a la patología cardiovascular de los pacientes con enfermedad renal. Se han optimizado los tratamientos en la Insuficiencia cardiaca, pasando de un 22% previo a la instauración del programa asistencial a un 72% a los seis meses de su implantación. Este tratamiento optimizado se relacionó con un menor número de reingresos hospitalarios cuantificado en un 18%.
Se han podido trasplantar 3 pacientes excluidos inicialmente
En palabras de los especialistas «son muchas las ocasiones en las que estos pacientes no se benefician, por exceso de celo, de tratamientos adecuados debido a su especial condición de fragilidad. Para los profesionales de la Unidad Cardío-Renal del Hospital Virgen Macarena, «el resultado principal del innovador abordaje multidisciplinar ha sido la mejora de la eficiencia del proceso asistencial de este tipo de pacientes. Un ejemplo de ello es que los pacientes con insuficiencia cardíaca con mala respuesta a tratamiento convencional, han podido acceder a las ventajas que les supone la realización de ultrafiltración peritoneal.
Y no menos importante, la valoración previa cardiológica para trasplante renal de los pacientes en diálisis se ha acortado en el tiempo, esencial para poder ser incluidos de forma precoz en lista de espera» añaden. En esta línea, se han podido trasplantar 3 pacientes (excluidos inicialmente por causa cardiaca), gracias a la mejoría conseguida con la intensificación del tratamiento.
«Protocolo de la Unidad
El equipo de trabajo de la Unidad Cardio-Renal desarrolla tres frentes de actuación, por un lado la consulta presencial conjunta de cardiólogo y nefrólogo, destinada a pacientes con insuficiencia cardíaca y enfermedad renal crónica. Esta novedosa forma asistencial de carácter excepcional en nuestro entorno sanitario, permite la optimización del tratamiento específico de la insuficiencia cardíaca asociándose a mejoría en clase funcional y calidad de vida, así como una disminución en el número de reingresos por descompensación de esta patología.
En esta misma línea, la actuación de la enfermera de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca/Hipertensión Pulmonar es fundamental para el seguimiento de los pacientes, realizando controles analíticos, titulación de fármacos y atención telefónica.
Por otro lado, se lleva a cabo el programa de ultrafiltración peritoneal (basado en la técnica de diálisis peritoneal domiciliaria) en pacientes reingresadores con insuficiencia cardíaca avanzada con resistencia a diuréticos. Destaca en el mismo, la gran implicación de la Unidad de Cirugía General con la inserción de catéteres peritoneales y la labor de la enfermera referente de la Unidad de Diálisis Peritoneal, que realiza la formación del paciente hasta que se comprueba la adecuada capacidad del mismo. Además realiza los controles analíticos y la atención telefónica de estos ante cualquier duda o problema.
Reducción de la morbilidad y los reingresos de estos pacientes
Este seguimiento clínico se realiza dentro de la propia Unidad compartiendo protocolos con el resto de pacientes nefrológicos. El resultado del citado programa Cardio-Renal ha supuesto una reducción de la morbilidad y los reingresos de estos pacientes, con mejoría en la calidad de vida y clase funcional.
Por último señalar la valoración cardiológica pre-trasplante, destinada a pacientes con enfermedad renal terminal en espera de un trasplante renal, cuyos tiempos se han visto reducidos ostensiblemente gracias al trabajo de la Unidad Multidisciplinar, donde se sigue un protocolo de derivación desde los centros de diálisis dependientes del Hospital Macarena, priorizando aquellos casos preferentes. Esta labor, en opinión de los especialistas, evita consultas redundantes y reduce el número de pruebas diagnósticas no indicadas.