Fermín Cabanillas. Josemi se viste de Policía cada día en su casa de Sevilla capital para proteger a los vecinos de Castilleja de la Cuesta. En una sociedad en la que los informativos nos machacan a diario con imágenes como la de los descerebrados rompiendo el toque de queda para hacer botellón o apostando que son capaces de tirarse desde el Puente de Triana, este chico decidió un buen día que quería dedicar su vida a ayudar a que la vida sea más fácil en este pueblo del Aljarafe sevillano.
Josemi aprendió en la academia cómo reducir a un delincuente, las normas de tráfico necesarias para controlarlo y sancionar a quien incumpla, o cómo exponer su cuerpo en mitad de un paso de peatones para que los niños entren seguros cada día al colegio. Pero la pasada semana se enfrentó a un suceso para el que no estaba preparado, de los que se saldan con éxito porque la empatía se lleva en la sangre, no se enseña en un aula igual que se enseña a disparar una pistola contra una diana.
Aviso desde un bar
A última hora del turno policial de la mañana, la Policía recibió el aviso de que un anciano se encontraba en un bar del pueblo con la impresión de la gente que lo veía de que no sabía muy bien dónde estaba. Como suele pasar en los pueblos, la Policía Local es el cuerpo más cercano, y Josemi y su compañero llegaron al bar y se dieron cuenta de que el hombre necesitaba, sobre todo, tranquilidad.
Por eso, lo primero que hicieron fue sacarlo del bar, llevarlo a una zona en la que no corriese peligro alguno. El anciano se sentó en la silla y Josemi, al lado, en el bordillo de la acera. Y ahí se hizo la foto que se hizo viral. Mientras llegaban los servicios médicos el agente comenzó una conversación de 15 minutos con él, dándole toda la tranquilidad posible, escuchando cómo le explicaba que había cogido un autobús, había llegado a Castilleja de la Cuesta, se había bajado y no sabía donde estaba.
Recogido sin problemas
No había pasado media hora cuando una hija del anciano le recogió en la jefatura de Policía. No sufrió daño alguno y su tranquilidad no se vio perturbada gracias a la pericia de Josemi y sus compañeros.
En realidad, la empatía no se enseña en la academia, pero acercar a los agentes al ciudadano es una buena fórmula para que situaciones como esta se arreglen sin problemas.
En Castilleja de la Cuesta existe un programa denominado ‘Cerca de ti’, que permite que los agentes estén a pie de calle con cierta facilidad y proximidad. Con esa proximidad, un chaval llamado Josemi consiguió invertir 15 minutos de su jornada laboral en un servicio que, seguramente, habrá comentado con su entorno como una de las mayores satisfacciones que ha tenido en su todavía corta vida como policía.