Redacción. En tiempo de crisis económicas y sociales, la discriminación por ser diferente no es que aflore, sino que aumenta. La intolerancia encuentra un campo de cultivo en el cual crece sin importar que el mensaje sea cierto o no, especialmente entre grupos vulnerables como los estudiantes implantados cocleares.
El bullying o acoso escolar, genéricamente se ha definido, siguiendo a Olweus, como una forma de agresión repetida y deliberada, que realiza una o varias personas sobre otra que no tiene posibilidad de defenderse, siendo tanto la víctima de las agresiones como quienes las ejercen menores de edad.
Las agresiones se producen entre menores y circunscritas al ámbito escolar, aunque no
necesariamente dentro de las dependencias de los centros educativos. Según un estudio europeo realizado por Save the Children en 2016 se cifraba en un 9,3% la tasa de adolescentes españoles que podría estar sufriendo acoso escolar y en un 6,9% ciberacoso.
Bauman y Pero señalan en su estudio que las personas con sordera podían estar en mayor riesgo de victimización a causa de barreras sociales vinculadas a la audición. Según los autores, las dificultades comunicativas pueden incluso conducir al hecho de que las víctimas no busquen ayuda en el entorno educativo o familiar.
Grupo vulnerable
Federación AICE ha elaborado junto a otras instituciones ha elaborado el Estudio de Acoso Escolar en Implantados Cocleares cuyo objetivo fundamental es intentar dimensionar el problema del acoso escolar y el ciberacoso entre los jóvenes y adolescentes implantados cocleares, para comprenderlo mejor y orientar de forma adecuada las políticas de prevención e intervención necesarias.
El citado estudio mostró una realidad alarmante para los usuarios de implante coclear, pues la tasa de acoso escolar detectada fue de un 27.6%, lo que supone triplicar las posibilidades de sufrir exclusión, odio y violencia. Y dentro de este colectivo el 40% no lo cuentan nunca o tardan meses en contarlo, lo que conlleva muchas consecuencias, como el empeoramiento del estado de ánimo, baja autoestima, incidencias en el rendimiento educativo e interferencias en el sueño y el apetito.
De ahí que la Federación AICE haya lanzado la campaña de concienciación «No Hagamos Oídos Sordos al Acoso Escolar», en las que ofrece charlas gratuitas tanto a personal docente, como a familias y a propios estudiantes para batir esta lacra.