El jefe de servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, Serafín Sánchez, ha indicado que para evitar la entrada de agua en el oído «no es conveniente utilizar algodón u otro material que absorba la humedad», sino que «son preferibles las medidas que hacen efecto barrera, como la colocación de un fragmento de plástico o papel film envolviendo la oreja».
Según informa en nota de prensa el centro hospitalario, los tapones óticos solo son recomendables para las personas que son propensas a las otitis externas, no es necesario que las personas que no suelen padecerlas recurran a ellos», ha destacado en una nota de prensa del centro hospitalario.
Las otitis externas son las patologías auditivas más frecuentes durante el verano. Un reciente estudio ha detallado que «uno de cada tres españoles sufre otitis en periodo estival debido a la presencia de humedad en el conducto auditivo externo». Secar el oído después de cada baño puede ser una medida efectiva para prevenirla.
Buenas medida preventiva
Para aquellas personas en las que es recurrente esta dolencia, los tapones óticos de farmacia «son una buena medida preventiva». Aunque ninguna edad está libre de padecerlas, el hecho de que sean los niños los que «más disfrutan» del agua en verano es el origen de que sean los que más las sufren en este periodo.
En el servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Virgen Macarena se atienden cada año a más de 700 pacientes afectados por esta dolencia que produce inflamación de algunas de las regiones del oído, y que se caracterizan por un dolor intenso, si la infección es de origen bacteriano, o por picor, si la ocasionan hongos.
Los pacientes que acuden a esta consulta especializada del hospital sevillano, lo hacen porque la duración de la dolencia se ha prolongado más de lo habitual, o cuando los síntomas son muy intensos y no se controlan con los tratamientos prescritos en atención primaria.
Tratamientos convencionales
Los tratamientos convencionales consisten en la aplicación sobre el conducto auditivo de gotas –antibacterianas o antimicóticas, dependiendo del origen de la otitis, bacteriana o por hongos– durante tres o cuatro días.
Esta dolencia que se produce por el contacto del agua, independientemente de si se trata de agua de piscina o mar, con la piel del conducto auditivo externo, es más propensa para aquellas personas con una epidermis auditiva más sensible a fisurarse con la humedad por sus condiciones de acidez e hidratación habitual.