Fermín Cabanillas. Cazalla de la Sierra es una tierra de contrastes: el blanco de sus casas, el verde de su sierra y el azul cristalino de la rivera del Huéznar. Es un lugar idóneo para perderte y desconectar en pleno corazón del Parque Natural de la Sierra Morena de Sevilla. Además de su riqueza patrimonial, su anís y licor de guindas le han dado fama desde el siglo XV. Tal es la popularidad, que en muchos lugares la gente sigue llamando al aguardiente con el nombre genérico de Cazalla. Incluso el rey Felipe V la convirtió en capital de España durante el verano de 1730.
Las cuevas de Santiago se nos presentan como el gran templo de la prehistoria cazallera. Sin embargo, la presencia de culturas neolíticas en Cazalla de la Sierra no es exclusiva de esta área limítrofe ya que se han encontrado hallazgos de útiles pulimentados en los alrededores del núcleo urbano actual, por lo que podría demostrar la existencia de un asentamiento más o menos permanente.
Entre los pueblos prerromanos que controlaron la comarca, superpuestos a los turdetanos, se encuentran los célticos. Posteriormente, esta zona quedó bajo dominación romana desde mediados del siglo II a.C. Quedaba próxima a la Vía de la Plata y se cuenta que uno de los ramales de dicha Vía atravesaba Cazalla de la Sierra, posiblemente el que, procedente de Alanís, seguía por El Pedroso y Mulva hasta la ciudad de Carmona, donde enlazaba con la Vía Augusta.
En tiempos del emperador Augusto parece que estos territorios quedaron circunscritos jurídica y administrativamente al Conventus Corduvensis, perteneciente a la provincia de la Bética.
Desde el punto de vista económico, ya en la Baja Edad Media, su producción agraria era fundamentalmente cerealera y vitivinícola. En el siglo XVI Cazalla conoció una coyuntura favorable basada en las altas ganancias generadoras en torno al negocio del vino. Podemos apreciar como emergen en estos campos monumentales haciendas que ensalzaban y magnificaban la vida rural: Castañarejos, El Inquisidor, Tres Vigas, El Molino del Marqués, etc.
En la segunda mitad del siglo XX el aguardiente supondrá un capítulo importante en la economía de Cazalla. La industria de anisados de Cazalla alcanzó en torno a la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 una gran expansión y fama, siendo premiadas algunas de sus marcas en dicho certamen.
Existen muchas razones para visitar Cazalla de la Sierra. Entre ellas, su gastronomía a base de carnes de caza, cerdo ibérico y setas autóctonas. Imagínate disfrutando del aire puro de la sierra mientras degustas un buen plato casero acompañado del vino o los licores típicos del pueblo. Y, por supuesto, en agosto tienes una cita con su romería de la Virgen del Monte, patrona protectora de todos los cazalleros. Disfruta del turismo de naturaleza, gastronómico y monumental que te ofrece esta localidad, una de las más bellas de la Sierra Morena sevillana.