Adriana Ciccaglione. Tenía 18 años cuando decidió empacar sus sueños e ilusiones, para trasladarlos a un lugar que se lo permitiera cumplir. Tiene seis años en Berlín, ella descubre a la ciudad y la ciudad la descubre a ella, ya no es la jovencita que llegó, ahora es una mujer con sus objetivos y metas claras.
Siempre lo estuvo. Risueña aclara que le encanta viajar y conocer otros mundos, experiencias con las cuales pueda seguir creciendo y aprendiendo, dos verbos que van de la mano para Celia Marchena Dominguez.
Es ella, con su acento sevillano que aún conserva quien nos narra su historia, o por lo menos el recorrido que ha hecho que se ancle a la ciudad alemana.
– ¿Por qué decides irte a Berlín?
– Me fui después de la selectividad, quería estudiar Diseño Gráfico. Cuando decidí irme de Sevilla, tenía la disposición de hacerlo bien. Estuve un verano de intercambio en Berlín y la ciudad me encantó. Estudié durante cuatro años en Universidad de Postdam, que es una universidad pública.
– ¿Actualmente qué haces?
– Lo bueno de estar aquí es que ya yo dominaba el alemán, lo hablaba perfectamente y aunque me encontré con trabas y trámites burocráticos, a eso sumarle que no tenía amigos, pues todo eso lo pude superar.
Al inicio trabajé en bares, cafeterías, como vendedora. Ahora puedo decir con orgullo que laboro y me desarrollo en lo que estudié. Hago diseños de todo tipo, incluyendo de páginas web, para diferentes clientelas y como autónoma.
– ¿Cómo es el tema de los amigos?
– Hay un cliché de que los alemanes son secos, fríos. Pues no es así, son personas muy extrovertidas. He conseguido buenos amigos, y mi pareja. Mi vida la tengo hecha aquí en Berlín.
Además la ciudad me ofrece muchas posibilidades, sobre todo en el tema artístico. Exposiciones, conciertos, seminarios gratuitos, todo un abanico de oportunidades. La verdad es que Berlín me lo ha dado todo.
– ¿Qué anécdota nos puedes regalar?
– Siempre me he sentido muy aceptada, sí que es verdad que es una ciudad económica, pero desde hace un par de años se ha puesto como Londres o París. Pero lo que quiero comentar, es que cuando vienen mis padres de vacaciones y me pongo hablar español, hay como unas miradas extrañas. El alemán es muy respetuoso y le gusta que hablemos su lengua, que nos interesemos por las cosas de ellos, le dan mucho valor a eso y al que trabaja bien.
– Hasta ahora ¿Qué ha sido lo más impactante de vivir en Berlín?
– El primer invierno, fue uno de los más fuertes, duró hasta mayo. Me impactó mucho lo triste que se pone la ciudad. Ya luego apenas ven sol, se alegran y lo disfrutan al máximo.
– ¿Qué opinión tienen de los españoles?
– Ah pues el cliché de siempre, que nos gusta la fiesta, fiesta, fiesta y ya está. Nos ven poco trabajadores. Pero la verdad es que son de mentalidad muy abierta y si te sabes ganar el respeto de ellos, lo tendrás—
– ¿Cada cuánto vienes a Sevilla?
– Dos veces al año, en verano y para las fiestas de Navidad.
– ¿Qué extrañas de Sevilla?
– El sol, la luz, su cielo azul. Aquí ocho meses del año son grises, tanto por el tiempo como por la arquitectura.
Extraño además la espontaneidad del sevillano. No existe eso de tomarnos una cervecita de manera casual. La distancia no nos permite vivir esas experiencias, hay que planificarlo incluso con una semana de antelación.
– ¿A quiénes tienes en Sevilla?
– A toda mi familia. Abuelos, padres, tíos. Los extraño mucho. No he sido apegada a la familia, pero te das cuenta de la importancia que tienes para ello y por supuesto, a la inversa ocurre igual.
– Algún mensaje que quieras compartir
– Les diría a todos que se fueran. Sevilla es una ciudad cómoda, que tiene buen tiempo, su comida y su gente que son inigualables. Pero pienso que hay que salir de la zona de confort. Aprender otro idioma, no tiene porque ser inglés.
Sevilla pudiera ser una mejor ciudad. Entiendo que la gente tiene miedo pero hay que abrirse a nuevas culturas.
Sevilla la veo más abierta de miras a gente diferente.
1 comentario en «Celia Marchena Domínguez: «Sevilla la veo más abierta de miras a gente diferente»»
Nunca cambiaría la luz por un cielo siempre gris. Influye en el carácter y la creatividad.