Redacción. La espada tartesia fundida en bronce recuperada por agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil tras entregarla un vecino de Coria del Río (Sevilla) ha sido depositada para su custodia en el Museo Arqueológico Provincial, cerrado al público de cara a su demandado proyecto de reforma y modernización pero que aún acoge trabajos técnicos y de intendencia, tras haber dado cuenta del asunto a la Fiscalía especializada en Medio Ambiente, Urbanismo y Patrimonio Histórico.
Tras las gestiones realizadas por los agentes con la Asociación Coriana para la Defensa del Patrimonio Histórico, la Guardia Civil tuvo conocimiento de que un vecino de esta localidad ribereña atesoraba en su domicilio esta espada tartesia de bronce.
DESCUBIERTA DURANTE UN DRAGADO DEL RÍO
Tras localizar a este hombre, el mismo habría relatado a los agentes del Seprona que fue otro vecino de Coria quien le regaló el arma con la explicación de que la había encontrado de manera fortuita 16 años atrás durante unos trabajos de dragado de mantenimiento del río Guadalquivir, cuyo cauce vivo atraviesa Coria.
Tras asegurar este hombre que «desconocía el valor histórico de la pieza», el mismo la entregó voluntariamente a los agentes, quienes tras dar cuenta del asunto a la Fiscalía especializada en Medio Ambiente, Urbanismo y Patrimonio Histórico, la han depositado finalmente en el Museo Arqueológico de Sevilla, despojado de su prolija colección a la espera de sus obras de reforma y modernización, licitadas el pasado mes de junio por el Ministerio de Cultura por más de 26,5 millones de euros.
ESPADA «DE LENGUA DE CARPA»
La espada entregada a los agentes del Seprona es de bronce y corresponde a la tipología «de lengua de carpa», según la Guardia Civil.
Era utilizada en los ritos funerarios de la cultura tartesia, fruto de la mezcolanza entre las culturas locales del suroeste peninsular y la influencia fenicia, destacando en Coria del Río el cerro de San Juan, donde fue descubierto en 1997 un altar fenicio, tras lo cual en 2019 eran localizados en ese mismo enclave vestigios de un santuario urbano construido por primera vez en el siglo VIII antes de nuestra era, un recinto que contemplaría cuatro fases constructivas más, la última de ellas del siglo VI previo a la era actual.