Ana Rodríguez. Desde el barrio Huerta de Santa Teresa, en la capital hispalense, el odontólogo sevillano Diego de Francisco Sánchez, de 29 años, dio un salto hace ya más de un año a la ciudad belga de Amberes, en Flandes. Un cambio de vida buscado y a la vez fortuito, con el que está encantado y que le está permitiendo vivir una experiencia personal y laboral muy satisfactorias.
Diego se crió en un ambiente muy familiar, rodeado de sus tíos y primos maternos. Fue al colegio Portaceli y, aunque no tenía muy claro si decantarse por el Bachillerato Tecnológico o el de Ciencias de la Salud, al final se inclinó por este último y cursó un Grado Superior de Prótesis Dental en la Escuela Técnica Superior Antonio de Solís. Siguiendo los pasos de su padre, posteriormente entró en la Facultad de Odontología de Sevilla, finalizando el Grado en 2015.
Durante el tercer año de carrera, Diego realizó una estancia Erasmus en Lisboa, donde acudió a la Universidad Egas Moniz durante 11 meses, aprendiendo así portugués. Pero su interés por viajar y conocer otras culturas viene desde pequeño, cuando se recorría en caravana junto a sus padres los países vecinos.
En este sentido, el odontólogo destaca que «siempre que he podido he hecho voluntariados de varios tipos en Alemania y Francia y, ya en la época universitaria, pasé dos veranos en Estados Unidos trabajando con un visado J-1 durante un total de seis meses».
Cuando terminó el Grado, comenzó a trabajar como autónomo, ejerciendo en nueve clínica durante cerca de tres años en España antes de marchar al extranjero. De todas ellas se ha llevado «buenas experiencias y, gracias a Dios, ninguna era una cadena tipo franquicia», afirma el sevillano.
Conozcamos mejor su experiencia en la ciudad belga:
– ¿Por qué decidiste irte fuera?
– De siempre me había atraído la idea de vivir algunos años en el extranjero y, bueno, ya con un título universitario y después haber adquirido experiencia laboral, me parecía una buena ocasión para ir a probar suerte fuera.
– ¿Cómo acabaste en Amberes?
– Esa pregunta la escucho frecuentemente por aquí y la respuesta aún no la tengo del todo clara. Por mi mente también pasaron lugares como Inglaterra o Francia, incluso llegué a trabajar para una clínica cerca de Gibraltar con idea de homologar mi título con la ayuda del dueño de la clínica. También llegué a vivir tres meses con una familia francesa como au pair con idea de aprender el idioma y poder empezar lo antes posible con los papeles necesarios para ejercer, pero por el camino se me cruzó una empresa de reclutamiento y me facilitaron una entrevista con la clínica en la que ahora me encuentro. La verdad, puedo afirmar que no me arrepiento de las decisiones que he ido tomando.
– ¿Cómo te defendiste con el idioma -neerlandés- al llegar?
– Los comienzos no fueron sencillos, ya que únicamente había dado algunas clases particulares en Sevilla tres meses antes de partir y, claro, cuando empiezas de cero absoluto y pasas a escucharlo por la calle en tu día a día, como no fuera en inglés de poco me iba a enterar. Pero ya al llegar me inscribí en un curso intensivo para principiantes y estuve el verano dedicándome a hacerme un poco el oído, a la par que iba solicitando los últimos documentos necesarios para poder trabajar con mi número RIZIV y mis documentos de autónomo al corriente, imprescindible en Bélgica.
– Háblame de tu trabajo y estudios en Amberes.
– No sé si será una cosa típica en Bélgica, pero aquí algunas clínicas no cuentan con suficiente personal (en mi opinión), y se dan situaciones en las que uno tiene que trabajar sin asistente. Por ejemplo, en la que yo me encuentro estamos dos dentistas y compartimos la ayuda de una higienista dental, pero prácticamente es como si trabajara solo, ya que salvo coger el teléfono y esterilización de materiales, hago lo demás por mí mismo. En cuanto a estudios, sigo regularmente cursos de idioma en la universidad para no dejar de mejorar y poder desenvolverme mejor en el trabajo.
– ¿Encuentras diferencias en los avances, tratamientos, etc. que se practican en España y Bélgica en tu sector?
– Prácticamente los mismos materiales y misma formación, con la diferencia de que en España los dentistas asisten a congresos y cursos de formación por pura vocación y aquí, en este país, se hacen también actividades de formación pero son obligatorias para todos los dentistas sin excepción, teniendo que conseguir 100 puntos anuales para poder conservar tu título y permiso de trabajo.
– ¿Cómo es Amberes?
– Lo que me gusta de Amberes es que es bastante manejable en bicicleta, ni grande, ni tampoco pequeña. Es una ciudad muy agradable con diferentes culturas. El río Schelde hace que tenga una sensación de paseo marítimo y a veces voy a pasear o a hacer pícnic con amigos. En cuanto a costumbres, tengo que confesar que poco a poco voy almorzando cada vez más temprano. En un principio sí que seguía mis rutinas bien inculcadas en España, pero el tener aquí un horario de trabajo ininterrumpido hace que se cambien los ritmos de vida y poco a poco te vas adaptando casi sin ser consciente de ello.
– ¿Cuál es tu lugar favorito de la ciudad?
– Los parques, como Middelheim y Nachtegalenpark. Si puedo me escapo un poco del ritmo de la ciudad a desconectar.
– ¿Cuáles son, a tu parecer, los pros y contras de vivir en el extranjero?
– Vivir en el extranjero abre a conocer sus gentes con sus diferentes costumbres y en su entorno natural, una nueva cultura y todo lo que ello conlleva, pero al fin y al cabo siempre se van encontrando puntos comunes y te das cuenta de que los valores realmente importantes todos lo compartimos de una forma un tanto similar. Los contra son que no veo a mi familia y amigos todo lo que me gustaría, ahora mi hermana se ha quedado embarazada y quizá me pierda el día del nacimiento de mi sobrino.
– ¿Cuáles son tus planes?
– Un objetivo que me he marcado es poder entrar en el Máster de Periodoncia en la KU Leuven o en la Universiteit Gent. Ambas de muy buen reconocimiento a nivel europeo. Y aunque los estudios sean en inglés, para poder acceder necesito un título que me reconozca un nivel B2 en neerlandés, ya que es requisito indispensable.
– ¿Qué es lo que más echas de menos de Sevilla?
– ¡El tiempo!
– ¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España?
– Si tienes la oportunidad, aprender un nuevo idioma o reforzar alguno que ya aprendiste es equivalente a eliminar un poco las barreras lingüísticas y estar un poco más conectados entre nosotros, y no sólo en el sentido del idioma, sino el hecho de salir de tu propia zona de confort ya es un gran paso.
– Para terminar: un mensaje a los sevillanos.
– Bélgica es un buen país para vivir. Te tienes que adaptar a la gente y a la cultura, pero personalmente fue, hasta aquí, una experiencia inolvidable gracias a la gente que he tenido el placer de cruzarme y que han hecho que me sienta un poco más como en casa.