El Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla ha dedicado hoy un sentido homenaje a María del Carmen Carrasco Mialdea, matrona que desarrollaba su labor en el centro de salud `Nuestra Señora del Castillo´ de Lebrija y que, en estos días, se cumple un año de su pérdida por impacto del coronavirus. En el acto celebrado, convertido en un emotivo reconocimiento póstumo a una compañera muy querida y apreciada, se ha descubierto una placa en su memoria y recuerdo permanente.
El homenaje ha tenido lugar en el centro de salud de Lebrija, lugar de trabajo durante casi 40 años de María del Carmen, que llegó a la Zona Básica de Salud de Lebrija hacia el año 83. El acto ha contado con el calor de sus compañeros, familia, dirección del Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla y el Ayuntamiento.
Por un lado, ha participado el director y la coordinadora del centro de salud, Jaime Juan López y Milagros Romero, respectivamente; acompañados por uno de los hijos de Mª del Carmen. Del mismo modo, se ha contado con la participación de los siguientes responsables asistenciales: la directora de Enfermería del Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla, Mª José Jiménez; la jefa del servicio de Ginecología y Obstetricia, Rosa Ostos; la jefa de Matronas del Hospital de Valme, Mª Ángeles Fernández; y la coordinadora de matronas de atención primaria del Área Sur, Erika Delgado. Un acto simbólico al que también se ha sumado el alcalde de Lebrija, José Benito Barroso, y la delegada municipal de Salud, Mª José Ortiz.
María del Carmen
Durante la celebración llevada a cabo, se ha leído un poema compuesto por sus propios compañeros en su memoria, quienes han elogiado la gran labor profesional de esta matrona y todavía más su calidad humana.
De 62 años de edad, Mª del Carmen fue la primera profesional del Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla fallecida por el impacto de la actual pandemia, sumándose a esta pérdida semanas después el Fernando Caba Barrientos, jefe de sección de Anestesiología del Hospital Universitario de Valme. Ambos profesionales disponen en los que fueron sus centros de trabajo de un pequeño símbolo: una placa con su nombre a modo de recuerdo imborrable.