Redacción. El artista benacazonero Manuel Ortiz Martín, conocido artísticamente como Manuel Machuca, es el autor del cartel que anuncia las fiestas más importantes de esta localidad sevillana: ‘Las Nieves 2024’, en honor a su patrona, que se celebran entre los días 2 y 6 de agosto.
La obra se ha presentado este lunes en la Casa de la Provincia de la Diputación, en un acto al que ha asistido el alcalde del municipio, Pedro Oropesa, acompañado por el concejal municipal de Festejos, Diego Perejón, y la delegada de la Comisión de Nuestra Señora de las Nieves Coronada, Nieves Bautista, junto a otros concejales del equipo de gobierno.
Para el autor, la posibilidad de realizar el cartel de las Nieves es un «lujo», como para cualquier persona «que se ha criado bajo el manto de la Virgen de las Nieves». Manuel, que es además cantaor, es el autor de una colección de cuadros de personajes relevantes del flamenco, que ha completado con dos relieves de terracota.
En la actualidad, el artista está fusionando pintura y cante, «buscando el alma en el retrato e intentando captar ese instante desde mi corazón», además de contar con dos discos en el mercado. En cuanto al cartel, está realizado en lienzo sobre bastidor y pintado a óleo de manera impresionista, con motivo central situado en la cara de la Virgen de las Nieves, retratada con un realismo y detalle.
DETALLES DEL CARTEL
El rostro de la Virgen, «en un perfil majestuoso, que irradia serenidad y devoción, está adornado con un manto decorado ricamente con perlas y encajes, «que resaltan su divinidad junto a uno de los arcos efímeros que adornan las calles de nuestro pueblo».
En la parte superior e izquierda del lienzo, se encuentra una inscripción en azul con la letra de la canción que cantó el cartelista en la noche del pasado 6 de Mayo de 2023, cuando tuvo lugar la Coronación Canónica de la Patrona de Benacazón. La técnica de óleo permite una riqueza de texturas y colores, evidente en los detalles minuciosos del manto y la piel de la Virgen.
Los tonos cálidos y la luz sutil que ilumina el rostro añaden una dimensión casi táctil a la pintura, invitando al espectador a una contemplación íntima y personal. El uso del color y la composición dirige la atención del espectador directamente al rostro de la Virgen, estableciendo una conexión emocional inmediata.
La delicadeza en la representación de las manos y los adornos refuerzan la maestría del artista en capturar detalles precisos y la devoción con la que se aborda este tema.