SBN. Mariña Regueiro y Rocío Utray presentan una colección de encajes antiguos de la creadora Cándida García y unas piezas contemporáneas inspiradas en su arte.
El encaje de Cándida surge en Sevilla en los años 1920 de la conjunción del refinamiento y el buen gusto de las familias sevillanas y la genialidad de esta mujer excepcional que tenía el orgullo de firmar su obra no como artesana sino como artista, en un tiempo en el que la mujer no tenía fácil acceso a este tipo de reconocimiento.
Las piezas tejidas cien años después a partir de los diseños originales de Cándida García incorporan elementos innovadores que lo convierten en encaje contemporáneo. Lo que se pretende ahora es que este encaje pase de los ajuares a las galerías de arte. De modo que la ciudad de Sevilla pueda incorporar a su patrimonio esta riqueza como una marca propia que la identifique, una vez más, con la belleza y la sensibilidad artística.
Hasta el 3 de mayo, el Ateneo de Sevilla tiene abiertas las puertas esta muestra. La exposición consta de dos secciones: El encaje de Cándida, patrimonio sevillano, que además consta de lo que es Sevilla en los años 1920 del siglo XX, que «surge un encaje de cinta erudito de la conjunción del refinamiento y el buen gusto de las familias sevillanas y la genialidad de una mujer excepcional, Cándida García, que tenía el orgullo de firmar su obra, no como artesana sino como artista, en un tiempo en el que la mujer no tenía fácil acceso a este tipo de reconocimiento».
Y Sevilla en los años 20 del siglo XXI, que «ya está consolidada la técnica del encaje de Cándida García difundida por Mariña Regueiro. Por haberse quedado este encaje en los ajuares de las casas particulares y en los altares de las iglesias de Sevilla, no se dio a conocer universalmente en el momento de su creación. A día de hoy ya se está realizando de manera generalizada en esta ciudad, con conocimiento de su origen».
La segunda parte, se denomina Serie Cuaderno Japonés y esta sección presenta una serie de 20 haikus, concebidos en castellano con la métrica propia de estos poemas japoneses y caligrafiados sobre cartulina.
Cada uno de ellos está asociado a una pieza de encaje de bolillos realizada con la técnica del encaje contemporáneo, pero inspirada, en muchos aspectos, en el encaje de Cándida García. En algunos casos, las piezas de encaje han inspirado los haikus y en otros, ha sido el haiku el inspirador del encaje.
Además, cada haiku ha sido traducido al japonés y caligrafiado en esa lengua.