Fermín Cabanillas. El cajón flamenco nació en Perú hace cuatro siglos, y se ha extendido desde Suramérica a todo el mundo, pero siempre con un formato rígido, En todos estos siglos de historia a nadie se le había ocurrido conseguir un cajón que se pudiese doblar, de modo que se pueda transportar en una maleta o una mochila, y tuvo que ser a raíz de un accidente en una cinta transportadora de maletas cuando a un músico sevillano, Daniel Galiano, se le ocurrió la idea.
Y es que son muchas las ventajas de este instrumento musical donde el artista se sienta sobre él y este transmite el ritmo al cuerpo del cajonero. Pero también es un engorro transportarlo. Desde la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra, Galiano, ha patentado el primer cajón flamenco que se pliega totalmente, con el matiz de que su calidad de sonido no sufre un ápice.
A la vuelta de Ecuador. Y todo mediante una idea que surgió de un problema que tuvo a la llegada de un viaje por Ecuador, «donde estaba de gira con el grupo Siempre Así, y cuando llegué a España me di cuenta de que el cajón, que era convencional, se había roto, por lo que me puse a pensar en una solución para ese problema».
De esta forma, comenzó a pensar en una fórmula para encontrar un cajón plegable, escudriñando el mercado para solucionar su problema lo antes posible, aunque curiosamente el modelo no existía, por más vueltas que daba por tiendas e internet. «Buscaba uno que se quedase lo más pequeño posible, y no lo encontré, por lo que directamente lo diseñé, y una vez que hice los planos me puse manos a la obra, contactando con distintos fabricantes, consiguiendo lo que para mí es como un segundo hijo».
Con todo ello, y tras diseñar todo lo necesario, nació el cajón plegable. Se trata de un modelo que se puede transportar en una bolsa o mochila, «que se pliega en poco más de cinco segundos, y lo puedes montar en diez o quince, con el matiz de que suena espectacular». De hecho, que sea un modelo que se pliega no le quita calidad musical, lo que solventa una de la preocupaciones que el música alcalareño tenía cuando se puso manos a la obra con esta original idea.
El cajón está construido en madera de abedul y de una forma artesanal, totalmente a mano, «y es práctico y versátil para cualquier estilo musical, incluso el rock», explica su inventor, que sostiene que el hecho de ser plegable no impide que pueda ser usado de la misma forma que un cajón convencional.
Se trata, por lo tanto, de unir sus piezas y comenzar a tocar. El oído no capta ninguna diferencia con un cajón convencional, y ese era el principal objetivo que su creador buscaba. Y lo consiguió.