Redacción. El Centro Europeo de Ciencia Política y Relaciones Internacionales ha premiado al sacerdote diocesano Ignacio del Rey Molina, licenciado en Ciencias Políticas, como Mejor Expediente Académico Europeo de la década 2010-2020.
Según ha informado la Archidiócesis de Sevilla en su página web, esta importante institución, por medio del comité europeo de reconocimientos, ha considerado que “pese a su juventud, su formación y sus publicaciones en defensa de los derechos de los más vulnerables son de una brillantez admirable. Su trayectoria es breve por su juventud, pero su recorrido académico y formativo es intachable”.
La ceremonia de entrega de los reconocimientos tiene lugar en Viena, pero debido a las dificultades de la pandemia, el acto se celebrará en la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla. Será el próximo martes 22 de febrero a la una de la tarde, e intervendrán personalidades públicas y académicas.
Párroco de Aznalcóllar
Ignacio del Rey, nació en Sevilla en junio de 1992, es párroco de Nuestra Señora de Consolación, de Aznalcóllar, tras su ordenación sacerdotal el 23 de mayo del año pasado.
Realizó sus estudios de Ciencias Políticas en la Universidad Pablo de Olavide y cursó el Máster en Relaciones Internacionales y Dirección de Campañas Electorales en la Universidad Pontificia de Comillas, en Madrid. Actualmente, cursa el Máster en Teología Dogmática, impartido en la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla.
Las publicaciones de los artículos de investigación de Del Rey siempre han ido orientadas en tres direcciones: La política como medio de rescate de valores adulterados, maltratados o deformados; los pobres: una realidad emergente, silenciada y silenciosa y la pobreza mundial, una responsabilidad legislativa y ejecutiva.
Política
“Antes de entrar en la carrera y a lo largo de ella se fue reafirmando la idea convencida de que la política es una herramienta indispensable y noble para regular la evolución de las sociedades y dignificar la vida del hombre, tanto como ciencia que estudia la organización de los pueblos, como en su acepción de actividad referente al gobierno de los estados, al desarrollo de su convivencia o a la regulación de los asuntos públicos”, refiere Del Rey.
– La política – considera – “desafortunadamente ha ido sufriendo una metamorfosis que ha ido devaluando sutilmente su raíz más profunda. La política no es un titular, ni unas siglas, ni un eslogan. Reducir la política a una ley, a un partido o a un medio, es una pobreza que encierra una serie de riesgos ciertamente peligrosos. La política mueve los derroteros de este mundo desorientado que sonríe ante la cámara y llora bajo la almohada. La defensa de los más pobres, la promoción de sus derechos y el amparo de su dignidad, no debe ser cuestionable como prioridad al elaborar cualquier programa de gobierno, en cambio, observamos constantemente una carrera de codazos para encabezar rankings de cualquier modalidad, y atrás siempre se quedan los mismos”.
Por tanto, “Europa podría ser, debería ser y tiene que ser, ese pulmón que permita respirar a valores como la justicia, la libertad y la igualdad, palabras secuestradas por este festival de sensacionalismos que, a todos, nos están llevando por delante”.
“Hacer del mundo el Reino que Dios quiere para los hombres”
En su caso concreto, se da además “la sorprendente circunstancia de que el premiado es ahora sacerdote”, por lo que, el párroco de Nuestra Señora de Consolación considera que “el tribunal de académicos que ha tenido a bien concederme este premio, se ha tenido que quedar de piedra al enterarse de que soy cura. No es todo tan dispar pese a que pueda parecerlo, como decía, soy un convencido defensor de la política como herramienta para cambiar el rumbo del mundo y la vida de los hombres, y ahora intento cada día, con mis incontables miserias, luchar por ser un buen ayudante del Señor en el trabajo de su viña”.
Por tanto, “los cristianos deben tener un papel fundamental en todo aquello que regule la vida de la gente. El mensaje de Cristo no es, bajo ninguna interpretación, una invitación a la tibieza, tampoco a la indiferencia. Es un mensaje íntegramente comprometido. Los cristianos debemos saber estar siempre muy por encima de colores y programas, nuestra aspiración debe estar clara: hacer del mundo el Reino que Dios quiere para los hombres”.
En esta línea, “debemos vivir permanentemente ilusionados con cambiar la vida de los que nos rodean, o mejor dicho, con que Dios pueda cambiar con nuestra ayuda la vida de los que nos rodean”.
Gratitud y humildad
Sobre el reconocimiento del Centro Europeo de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Ignacio del Rey confiesa que ha sido “algo absolutamente inesperado”.
“Tras años de estudio y trabajo en el campo de las ciencias políticas y las relaciones internacionales, me aventuré a seguir la voz del Señor y todo eso queda ya un poco atrás. Ciertamente, fui muy feliz en el ámbito universitario, pero ahora soy un felicísimo cura de pueblo, párroco en Aznalcóllar. Lo recibo con mucha gratitud, pero con humildad, este reconocimiento ya no es para mí, es para la gran familia de la Iglesia, y la gloria es para Dios, solo para Dios”.
Por expreso deseo, la totalidad del premio económico será donada a un proyecto católico de las misiones que se desarrolla en Perú, “donde el contacto estrecho con la pobreza ha sacudido mi corazón tantas veces como he ido, por eso he decidido ayudar a tres instituciones religiosas que trabajan en este país con niños abandonados, mujeres víctimas de trata y jóvenes en peligro de exclusión social”.
El homenajeado expresa su enorme gratitud “a todos los catedráticos que componen esta institución europea. Lo recibo con alegría y con la convicción de saber que solo Dios es el que está detrás de cada cosa”.