30 octubre 2024
Hospital Sagrado Corazón

El estrés favorece el desarrollo de los factores de riesgo de infarto

Redacción. Expertos en cardiología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón alertan de la relación existente entre el estrés emocional y el desarrollo de una enfermedad cardiovascular. En los tiempos que corren, la incertidumbre económica, con la subida del precio de la energía, del combustible, el IPC, las hipotecas; todo esto produce en las personas un incremento del estrés al ver que se incrementan los precios y que sus salarios se han visto reducidos de forma drástica y con la incertidumbre de no saber si van a poder seguir afrontando estos gastos.

La situación actual favorece la aparición de este estrés que repercute de forma negativa en el mantenimiento de una vida lo más o menos ordenada basada en hábitos saludables con constancia. Esto provoca que, cuando los niveles de estrés son altos, aparezcan malos hábitos alimenticios, una disminución en la actividad física y un escaso descanso nocturno, favoreciendo, así, a la aparición de los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares. Algo que hay que tener muy en cuenta, ya que las enfermedades cardiovasculares suponen la primera causa de muerte en los países desarrollados, según la World Heart Federation.

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Los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares se dividen en dos grupos. Por un lado, se encuentran los factores no modificables, como la edad, el sexo o la herencia/genética, los cuales por sí solos no suelen ser causas suficientes para sufrir un infarto. Y por otro lado, están los factores modificables, aquellos que pueden aparecer por causa directa del estrés como son, la hipertensión arterial, el tabaquismo (de cualquier modalidad), tener niveles altos de colesterol (hipercolesterolemia), la diabetes Méllitus, el sobrepeso/obesidad y la baja actividad física o sedentarismo.

La relación entre estrés y la posibilidad de sufrir un infarto de miocardio es directa cuando las personas sufren un episodio de estrés agudo. En esta situación se puede disparar el proceso de fisura, erosión o rotura de placas arterioscleróticas ya existentes y el desarrollo de un trombo oclusivo provocado por un exceso de adrenalina en sangre. En este sentido, los doctores Manuel González Correa y Carlos Arias Miranda, coordinadores del servicio de cardiología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, han querido remarcar que actualmente las Guías de Práctica Clínica, en las que los profesionales médicos basan sus recomendaciones terapéuticas, consideran el estrés como un factor de riesgo cardiovascular y se recomienda su abordaje como medida de prevención de las enfermedades cardiovasculares.

Tal es esta consideración sobre el estrés que la Fundación Española del Corazón, a través de la Encuesta ESFEC de 2021, remarcaba la prevalencia de este factor de riesgo entre la población española. Según la encuesta, en términos generales el estrés (17,4%) ya tiene más prevalencia como factor de riesgo cardiovascular que, por ejemplo, el tabaquismo (15,9%). Al desglosar los datos, la FEC concreta que el estrés es el tercer factor de riesgo entre las mujeres, con un 21,8%, el segundo entre los jóvenes entre 16 y 35 años, con 20%, solo por detrás del tabaquismo, y, además, es el factor de riesgo con más prevalencia entre las personas que viven en núcleos de población de más de 100.000 habitantes, con un 19,2%.

En el aspecto preventivo, es básico y fundamental mantener unos hábitos de vida saludable, que incluyen una vida sana en general. Con respecto a esto, conviene recordar los amplios beneficios que tiene sobre la salud cardiovascular la actividad física, siempre que se realice a una intensidad adecuada para cada tipo de persona. No obstante, con respecto a la práctica deportiva intensa los expertos subrayan el llamado estrés físico. Este es producido por una actividad deportiva intensa y puede ser un desencadenante de eventos cardiovasculares como infarto agudo de miocardio o arritmias graves e incluso muerte súbita, en pacientes con enfermedades predisponentes como miocardiopatías o arteriosclerosis coronaria, que fueran conocidas previamente o no.

Por todo esto, los expertos siguen recalcando la importancia de la prevención, poniendo el foco en llevar una dieta sana (baja en grasa, azúcares y productos procesados), realizar ejercicio físico de forma regular de una intensidad adaptada a cada persona, evitar el estrés y otros hábitos nocivos como el consumo de alcohol y tabaco. Además, de esto, es igual de importante que cualquier persona contacte con atención sanitaria en caso de presentar síntomas compatibles con un infarto de miocardio.

Con esto, los doctores González Correa y Arias Miranda han desatacado los avances del diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, “en especial la implementación del denominado código infarto, que permite una rápida actuación médica en caso de infarto, y que ha conseguido una mejoría en cuanto a los términos de mortalidad de la enfermedad, sobre todo intrahospitalaria”. Todo ello con el propósito de seguir favoreciendo al descenso progresivo de las enfermedades cardiovasculares, que a día de hoy, según la encuesta de salud del INE, afecta a más de 10 millones de persona en España.

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