Fermín Cabanillas. Ha sido una dura batalla, con algunos sinsabores a veces, incomprendido en algunos casos, pero Juan Carlos Gil, el cuponero de “La esquina de la positividad”, como él la llama, de Arahal, ha conseguido que las macetas que se colocan en la esquina de la calle Madre de Dios se mantengan impolutas cuando éstas anuncian que ha llegado la primavera.
Y no ha sido fácil, porque para lograrlo ha tenido que llevar a cabo una dura campaña de concienciación entre sus vecinos, ya sea en persona o través de las redes sociales, y ha podido hacerlo.
“Ha costado, pero igual que se denuncia lo incívico, también hay que destacar el civismo de la gente, que ahora sí está respetando las macetas, que están -y las señala- así de bonitas”.
Al mismo tiempo que vende sus cupones, va mostrando a todo el que pasa las flores, destaca lo bonita que está la calle y se enorgullece de que sus vecinos sean respetuosos con algo que, al final, es para todos.
Todo un referente. Juan Carlos García Gil es conocido por su carácter simpático y cariñoso, pero también se ha convertido en el “guardián de la calle Madre de Dios”, una antigua confluencia de caminos de carácter comercial, donde cada día pone su puesto de vendedor de la ONCE.
Entre las ideas que tuvo para que nadie se llevase las macetas estuvo dar una recompensa a quien descubriese quien se había llevado una jardinera de la últimas puestas por el Ayuntamiento para adornar la calle en Semana Santa.
A Juan Carlos le encanta ver la calle Madre de Dios bonita. Por eso, cada vez que llega una fiesta pide personalmente al Ayuntamiento lo necesario para que su entorno de trabajo sea agradable.
Para Navidad pidió incluso que se instalaran luces que animaran esta calle comercial y, para el día de la Virgen del Carmen, fue el responsable de organizar al resto de los vecinos para adornar la calle, incluso con un arco y flores que recibieron a la imagen en la misma entrada.
Ya casi no le hace falta pedir, porque los responsables municipales se adelantan, al ser la calle Madre de Dios, esquina con Barriete, Cruz, Óleo y carretera Morón de la Frontera, una confluencia de caminos y una de las entradas más importantes del pueblo.
Para que todo luciese más, le pusieron unos macetones de flores a un lado y otro de la carretera, sobre una vallas que separan la zona peatonal de la transitada por coches.
Sin embargo, alguien, no se sabe quién, se llevó uno de los maceteros del lugar, de modo que llegó a ofrecer una recompensa a quien aportase algún dato del responsable de los hechos, explicando que regalaría dos cupones del Día de la Madre, que se sorteaban el 6 de mayo de 2017, en los que podían tocar 17 millones de euros.
Hay que concienciar. Dice que su único interés es concienciar a los vecinos y vecinas de Arahal, porque «si se llevan las flores sólo podrá disfrutarlas esa persona, de la otra manera la disfrutamos todos”.
Una de las veces en que robaron las flores él vio por la ventana de su casa, situada en la misma acera, y lo puso en su perfil de Facebook avisando que si la persona responsable del hurto devolvía las flores, no haría público el nombre.
Y así fue como la planta volvió a su lugar. “La calle tiene que seguir bonita para disfrute de todos”, apostilla. Su labor, callada pero intensa, está teniendo recompensa.