Redacción. «La práctica de ejercicio físico durante el embarazo favorece el control del peso y evita la ganancia ponderal excesiva, favorece la corrección postural, aumenta el bienestar psicológico, disminuye las molestias digestivas, mejora la calidad del sueño, favorece la recuperación tras el parto y prepara física y psicológicamente a la mujer para el parto», explica Rafael Puerto, responsable de la Unidad Movimiento + Salud, perteneciente al Área de Salud Deportiva del Hospital Vithas Nisa Sevilla.
La actividad física practicada por la futura madre también es beneficiosa para el feto, tal como ratifica la Fundación Española del Corazón: «El ritmo cardiaco de los bebés cuyas madres habían realizado ejercicio es más bajo, el riesgo de sufrir taquicardias durante el parto es menor, lo que beneficia al recién nacido y evita complicaciones».
Varios estudios defienden que «el ejercicio físico durante el embarazo previene la aparición de preclamsia, hipertensión arterial, excesiva ganancia de peso -junto a una dieta adecuada- y diabetes gestacional«. Según los estudios, la vascularización y la oxigenación fetal no se ven afectadas por la actividad física, manteniéndose siempre un flujo sanguíneo que garantice el desarrollo intrauterino. Estos estudios también concluyen la importancia de adoptar una serie precauciones. «Se deberán evitar todos los deportes de contacto y aquellos con un potencial riesgo de caídas y traumatismo abdominal, así como las jornadas laborales de pie o la realización de trabajos físicos extenuantes», señala Francisco González.
Existe un cierto consenso en indicar la conveniencia de realizar una práctica regular de ejercicio físico de intensidad y volumen moderados en embarazadas de bajo riesgo. Rafael Puerto considera fundamental «individualizar esa práctica si se quiere conseguir un efecto óptimo siempre bajo la supervisión de un especialista».
Programa de recuperación post parto. La Unidad Movimiento + Salud, perteneciente al Área de Salud Deportiva del Hospital Vithas Nisa Sevilla, dispone de un programa de recuperación post parto para prevenir incontinencias urinarias y prolapsos, restablecer y mejorar la tonicidad abdominal, disminuir la retención de líquidos y las molestias en la espalda y recuperar la forma física. Y es que, «la actividad física es una de las herramientas más potentes y duraderas para provocar cambios en la fisionomía de las personas», afirma Puerto.
El programa de recuperación post parto comienza una vez que el ginecólogo lo estima oportuno y cuidando los lazos afectivos entre la madre y el bebé. Por eso, los ejercicios se realizan con éste al lado. Explica el responsable de esta Unidad que «el apego es esencial para la salud mental del bebé y para que tenga una relación íntima, cálida y continua con su madre. Una buena recuperación física después del embarazo contribuye a la calidad de los cuidados maternales durante la primera fase de vida del bebé».
El testimonio de Carmen. Una paciente a la que tuvieron que acortarle el cuello del útero para tratar una enfermedad que tenía en dicho órgano. Según le dijo su ginecólogo, este acortamiento supondría un inconveniente si en el futuro decidía quedarse embarazada. Cuando años más tarde decidió ser madre, ante el riesgo de prematuridad, su ginecólogo le puso un pesario, dispositivo que se coloca en el cuello del útero con la misión de que éste se mantenga con una longitud mayor y no se acorte, y le recomendó ponerse en manos de un experto en educación física para que realizase un programa de ejercicios durante el embarazo. Según explica Carmen, «ambos elementos me dieron la confianza suficiente y prepararon mi cuerpo para que mi embarazo evolucionara correctamente y mi hija naciera sin problemas».