19 noviembre 2024
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El músico sevillano Ernesto Donoso se marchó a Lisboa por amor

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Rosa Brito. Ernesto Donoso llegó a Lisboa por amor. Este sevillano de 41 años es músico y se dedica a la enseñanza en la capital portuguesa.

Obtuvo en 2008 el Título Superior de Música, especialidad de Composición, en el Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo de Sevilla. Un año antes, su asistencia al Curso Internacional de Composición Villafranca del Bierzo 2007 marcó definitivamente su orientación creativa hacia la música contemporánea. Sus obras han sido interpretadas tanto en España como en Portugal.

Paralelamente a su actividad como compositor, desarrolla una como investigador y divulgador de la música contemporánea. Es miembro del CESEM (Centro de Estudos de Sociologia e Estética Musical, Lisboa), formando parte del Grupo de Investigação em Música Contemporânea. En 2010 cursa el Máster Universitario en Música Hispana (Universidad de Salamanca). Actualmente realiza una tesis de doctorado en Ciencias Musicales (Universidade Nova de Lisboa).

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El paso para irse a Lisboa fue una apuesta personal. «En ese momento, yo no tenía trabajo estable en España y mi pareja sí lo tenía en Portugal. Por experiencias pasadas vividas y escuchadas, sabía que intentar una relación a distancia no sería una buena idea, así que decidí hacer las maletas e iniciar la aventura portuguesa. El encontrar trabajo no fue nada fácil. Sin el idioma, sin círculos de ningún tipo consolidados. Pero una de las claves –si sales de esta forma, claro; si te vas con un buen contrato desde tu país de origen la cosa cambia– está en ser consciente de que te vas a encontrar con muchas dificultades. Así te vas preparando para ganar la resiliencia y determinación necesarias que te permitan ir dando poco a poco la vuelta a la situación, sin perder de vista la razón que te hizo dar el salto al vacío. También es fundamental conocer cuanto antes la idiosincrasia laboral que tiene el país en tu área de trabajo: mecanismos, vías, requisitos, formación necesaria, homologaciones, etc. Esto requiere tiempo, búsquedas y conversaciones con mucha gente. Yo empecé en Lisboa vendiendo billetes de autobús y ahora estoy trabajando como profesor de música. Por último, no olvidemos que la suerte juega un papel importante en estos procesos de búsqueda y consolidación. Y, claro está, si mi relación personal no hubiera funcionado, estaríamos hablando de otra historia», relata Donoso.

Este sevillano hace un balance muy positivo de la experiencia que continúa viviendo en Lisboa.

Lisboa es una ciudad cosmopolita, «con un clima excelente y que integra con naturalidad un cierto espíritu rural en su identidad como capital europea», describe.  «Generalmente, sueldos y transporte público no suelen estar a la altura del resto de cosas que la ciudad te ofrece, que son muchas y muy buenas. Si aceptas y gestionas eso, se puede vivir bien. Es tan diferente a España como lo pueden ser dos ciudades españolas de Andalucía y Galicia, por ejemplo. Es decir, existen diferencias culturales que se sienten, pero no son lo suficientemente grandes como para que te cueste mucho la adaptación. Los habitantes suelen ser tranquilos y hospitalarios».

Si tuviera que quedarse con algún lugar de Lisboa sería Monsanto, el pulmón de la ciudad. El Parque Forestal de Monsanto es un bosque municipal protegido y es la zona verde más grande de la ciudad.

Como es de esperar, tiene una caja llena de anécdotas. «Te suceden muchas, sobre todo con el idioma. Al ser lenguas tan parecidas se tiene la tendencia de pensar en español y exportar construcciones sintácticas que, a veces, no son correctas en portugués; o también es fácil caer en false friends que, en función del contexto, pueden crear situaciones peculiares. Recuerdo, por ejemplo, que me hizo mucha gracia la primera vez que leí en la carta de un restaurante la palabra entremeada, panceta.

Este sevillano hace un balance muy positivo de la experiencia que continúa viviendo en Lisboa. ¿Piensa volver a Sevilla? «Nunca se sabe, pero no hay indicios de que eso vaya a ocurrir», afirma.  No todo ha sido un camino de rosas, «el idioma, no poder estar con familia y amigos y encontrar un buen trabajo» han sido alguna de los obstáculos que ha tenido que superar. Pero tiene claro que si a alguien «le ronda la cabeza» el dar el paso para irse al extranjero «y se dan condiciones para hacerlo, les diría que es muy enriquecedor para este viaje de la consciencia que es la vida».

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