Redacción. La cantante y bailaora sevillana, María Jiménez, falleció el 7 de septiembre en su casa a los 73 años. La capilla ardiente se instaló en el Ayuntamiento de Sevilla y este viernes, a las 11.30 horas, se ha celebrado el entierro en la Iglesia de Santa Ana, en Triana.
La artista será enterrada en el cementerio de la capital andaluza, a donde llegará en coche de caballos desde la parroquia de Santa Ana, en Triana. El féretro ha salido del Ayuntamiento sobre las 10.45 horas en dirección a la Iglesia de Santa Ana, recorrerá las calles Hernando Colón, Alemanes, García de Vinuesa, Arfe, Antonia Díaz, Paseo de Cristóbal Colón, el puente de Triana, la plaza del Altozano, Pureza y Santa Ana, donde sobre las 11.30 horas llegaría para oficiar la misa fúnebre.
Una vez finalizada la misa, sobre las 12.30 horas, el féretro recorría en el coche de caballos las calles de Sevilla hasta el cementerio de San Fernando.
«Con profunda tristeza y dolor en nuestros corazones, despedimos a María Jiménez, mujer amada y respetada por su compromiso inquebrantable con su familia, amigos y admiradores. Un espíritu indomable, una personalidad arrolladora, una mujer fuerte y valiente que luchó contra todas las adversidades más allá de lo imaginable», reza el comunicado firmado por su hijo, Alejandro Jiménez.
El alcalde, José Luis Sanz, quién ya busca un «espacio» en el entorno de la calle Betis, en el barrio de Triana, para dedicárselo a María Jiménez, lamenta la pérdida de «una artistaza, con una fuerza como no tenía ninguna otra».
Más de 30.000 personas habían visitado la capilla ardiente a las 20.30 horas. El Salón Apeadero de la Casa Consistorial donde estaba instalada la capilla ardiente, a la que acudieron decenas de miles de personas, cerraba a las 22.00 horas. Políticos, vecinos, amigos y familiares acudieron al Ayuntamiento de Sevilla para despedir a María Jiménez.
Miles de personas se han juntado en las calles sevillanas para dar su último adiós a la cantante, que llevaba varios años luchando contra el cáncer, y cuyos restos mortales han recorrido en un carruaje tirado por cuatro caballos blancos.
Las emociones, las lágrimas y los aplausos han reinado este viernes en homenaje a María Jiménez. El hijo, Alejando Sancho, salía del Ayuntamiento llevando el féretro de su madre al hombro hasta introducirlo en la calesa.