M. M. “Para que no sea un tostón y nos vayamos a casa a una hora decente, vamos a compartir un decálogo de reglas básicas a cumplir por los nominados y por el resto de asistentes”, advertía la locución con la que se abría la Gala. Un decálogo de reglas básicas en las que proponía útiles consejos para salir lo mejor parados posible de esta noche de celebración. Y siguiendo la estela del humor, aparecieron en el escenario, en un ambiente típicamente celestial, Santa Justa y Rufina, esto es, Eba Rubio y David Sigüenza, miembros de la compañía sevillana La Pava Teatro, quienes, galardonados por En Sevilla hay que morí con el Premio Revelación, ejercieron de maestros de ceremonias, marcando el tono humorístico de la noche, contando, además, con diversos colaboradores en la entrega de galardones en las diferentes categorías.
Escenarios de Sevilla es la Asociación de las salas de teatro privadas de Sevilla, que actualmente son: Teatro La Fundición, Sala Cero Teatro, Teatro TNT, Teatro Duque – La Imperdible y Viento Sur Teatro. En esta edición de los Premios Escenarios de Sevilla, el jurado encargado de decidir la concesión de los galardones de la pasada temporada ha estado compuesto por Marta Carrasco (periodista cultural y crítico de Danza), Marió Payán (Profesora de Danza aplicada al Arte Dramático en ESAD), Lola Pantoja (crítico artes escénicas), Justo Ruiz (actor, dramaturgo y Catedrático de Técnica Vocal e Historia del Teatro), y Alberto G. Villegas (editor de escenariosdesevilla.org).
El primer bloque de galardones entregados es el que se corresponde con el apartado técnico. Y fueron los siguientes: Premio Escenografía, Curt Allen Wilmer, por Luces de Bohemia, de Compañía Teatro Clásico de Sevilla; Premio Iluminación, Florencio Ortiz Bernal, por Luces de Bohemia, de Compañía Teatro Clásico de Sevilla; Premio Vestuario, Margarita Ruesga, por Silencio y Ruido, de Manuela Nogales Danza; y Premio Música original, Luís Navarro, por Así que pasen cinco años, de Compañía Atalaya.
A continuación, vino el segundo bloque de premios, el de la danza. Presentados por Charo Urbano, fueron entregados por Manuel Cañadas e Isabel Vázquez, en este orden: Premio Coreografía, Manuela Nogales, por Silencio y Ruido, de Manuela Nogales Danza; Premio Mejor Intérprete femenino de danza, María Cabeza de Vaca, por Cabeza de Vaca, de María Cabeza de Vaca; Premio Espectáculo de danza, A full live of rivers and icy montains, de Laura Morales y Miguel Marín; Premio Mejor Intérprete masculino de danza, Helliot Baeza, por Helliot (pieza de danza teatro para públicos diversos), de Compañía Danza Mobile. En este último premio es más que elogiable destacar que Helliot Baeza es el primer bailarín con Síndrome Down en recibir este galardón por realizar un solo.
Y, tras la pausa musical, con Tango Cambalache, vino el siguiente bloque de premios: Premio Adaptación Teatral, Alfonso Zurro, por Luces de Bohemia, de Compañía Teatro Clásico de Sevilla; Premio Autor, Javier Berger, por La Felicidad es el deseo de repetir, de Apasionaria Teatro; Premio Actor, Roberto Quintana, por Luces de Bohemia, de Compañía Teatro Clásico de Sevilla; Premio Actriz, Rebeca Torres, por Brujas del Plata, de Compañía Un Proyecto Corriente; Premio Dirección, Alfonso Zurro, por Luces de Bohemia, de Compañía Teatro Clásico de Sevilla; y Premio Espectáculo de Teatro, Así que pasen cinco años, de Compañía Atalaya. De esta forma, Luces de Bohemia, con cinco premios, Así que pasen cinco años y Silencio y Ruido, con dos cada una, han sido algunas de las obras más galardonadas de la noche.
El autor y director de escena Alfonso Zurro aprovechó su intervención al recibir el segundo galardón en la noche para invitar a los profesionales del teatro sevillano a reunirse y hablar de sus problemas, y para trabajar juntos y ser capaces de dejar a los jóvenes que vienen un mundo mejor. Mientras que Ricardo Hiniesta, director de la Compañía Atalaya, aludiendo a los 35 años que cumple el equipo de TNT, reclamó la idoneidad de los equipos, de las compañías de teatro estables. A continuación, vino la actuación de Dolores Bert Proyect, y se dio paso al último bloque de premios: el Premio del Público, el Premio Revelación y el Premio de Honor.
La compañía Síndrome Clown se ha alzado por segundo año consecutivo con el Premio del Público, aunque en esta edición ha sido por La prematura muerte de un viajante; mientras que el anterior fue por Mejor es posible, eso sí, en ambas ocasiones, por sus funciones realizadas en Sala Cero Teatro. Este galardón lo otorgan los espectadores de las salas Escenarios de Sevilla (a través de las papeletas que introducen en las urnas después de cada representación). Como alusión precisamente a este hecho, fue una espectadora Amiga de Escenarios (los espectadores Amigos de Escenarios de Sevilla son aquellos titulares de la tarjeta de la Asociación, con la que tienen ventajas especiales en todas estas salas y disfrutan activamente de su programación) quien entregó el premio a la compañía (los actores Víctor Carretero y Práxedes Nieto, y el director de la misma, Fernando Fabiani).
La Mención especial del jurado, presentada por Lola Pantoja, ha reconocido en esta edición al Mes de Danza de Sevilla, en el año en el que ha celebrado su 25 aniversario. Y el penúltimo galardón, el Premio Revelación de la noche ha distinguido a la compañía La Pava Teatro, por En Sevilla hay que morí, por sus funciones en Teatro Duque-La Imperdible. Galardón que han recibido Eba Rubio, David Sigüenza y Charo Urbano, y que esta última ha dedicado “a todos los valientes y valientas que se atreven a producir teatro con muy pocos recursos”.
Y, por último, y aún más emocionante, el Premio de Honor, que los miembros de Escenarios de Sevilla (Sala Cero Teatro, Teatro TNT, Teatro Duque La Imperdible, La Fundición de Sevilla y Viento Sur Teatro) habían querido mantener en secreto hasta esta noche, cuando se ha desvelado que ha sido otorgado a Justo Ruiz, actor, dramaturgo y Catedrático de Técnica Vocal e Historia del Teatro, una persona muy querida por varias generaciones de profesionales de nuestra ciudad y fuera de ella. “Un actor delicioso, profesor maravilloso, compañero generoso, que ha dedicado toda su vida a este oficio”, en palabras de María Alfonsa Rosso, quien le ha entregado tal reconocimiento. “Esto es increíble porque yo no estaba nominado”, expresaba con emoción Justo Ruiz, que concluyó dedicando el galardón, con la bondad y el encanto que le caracterizan, a sus compañeros de profesión, mientras conseguía poner en pie a todo el auditorio, que se fundió en un sentido aplauso.