Redacción. Un estudio dirigido por investigadores del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla pone de manifiesto la importancia de conservar especies raras para el mantenimiento de ecosistemas complejos como los bosques mediterráneos. Por tanto, para dichas especies, se hace imprescindible conocer los factores clave que hacen que la conservación sea exitosa. Esta investigación ha sido publicada en la revista Forest Ecology and Management, de alto impacto en el ámbito del manejo forestal.
En concreto, este trabajo se centra en los pinares del suroeste de la Península Ibérica. En la actualidad, estos bosques están expuestos a amenazas que se verán agravadas en el futuro, incluyendo las consecuencias del cambio climático (severas en esta zona de la región Mediterránea) y perturbaciones causadas por el ser humano (explotación forestal, expansión de cultivos, etc.).
En el caso de estudio, el inicio de una actividad minera hizo necesario el manejo de un pinar situado en Niebla (Huelva), cerca del Parque Nacional de Doñana. Una de las especies presentes en este sistema forestal es un clavel silvestre, nombre científico Dianthus inoxianus. “Se trata de una planta poco común, que solo está presente en este y otros pinares cercanos de las provincias de Huelva y Sevilla, siempre sobre suelos arenosos. Este clavel se encuentra oficialmente catalogado como especie amenazada y se ha demostrado en estudios previos su singularidad en numerosos rasgos. A causa de esta singularidad, es probable que tenga un papel clave a nivel del ecosistema donde habita, por lo que debería ser considerada en sus planes de conservación y restauración”, afirma el profesor de la US Francisco Balao. Para ello, añade, se realizó un experimento en una zona vallada dentro del pinar de estudio con el objetivo de conocer las mejores condiciones para «translocar», es decir, plantar en otro lugar como medida de conservación, esta especie de clavel.
Este estudio indicó que el éxito de la translocación está limitado por dos periodos de estrés: la fase inmediatamente posterior a plantar y el primer verano. Para sobrevivir a estas etapas los expertos han demostrado que son importantes varios factores, como son un clima suave durante las primeras semanas y el riego hasta el final del primer verano. En cuanto al clima, la radiación y la temperatura influyeron en el éxito de translocación. Además, el método para translocar también tuvo efecto sobre los resultados obtenidos. Así, la situación es distinta si la planta se transporta directamente desde su hábitat natural o si se trae de un cultivo en invernadero. Debido a todo lo anterior y valorando también el coste económico, las mejores opciones según este grupo de investigación de la Universidad de Sevilla es translocar en invierno plantas recolectadas directamente de su hábitat (sin necesidad de regar) o translocar en primavera plantas crecidas en invernadero y regarlas hasta el final del primer verano.
El uso de esta información mejorará los planes de conservación futuros para los pinares mediterráneos y esta especie de clavel amenazado.