Fermín Cabanillas. Los primeros cristianos de la provincia de Sevilla se bautizaron en Gerena, en una basílica cuyos restos forman parte del patrimonio de esta localidad sevillana, donde se conserva parte de lo que fue la basílica paleocristiana, del siglo VI.
Se trata de una de las dos que existen en Andalucía y de la que sólo se conserva la planta y una veintena de enterramientos.
En 2012, el Ayuntamiento de Gerena adquirió los terrenos, ya que hasta entonces pertenecían a una finca privada, con la inversión por parte de la Junta de 30.000 euros en la puesta en valor de la basílica, situada junto a la plaza de San Benito de la localidad.
Varios trabajos. Además de la limpieza de la necrópolis y la base del templo, Cultura instaló carteles informativos, ajardinó la zona y le proporcionó un cerramiento rústico, mientras el Consistorio soterró la línea eléctrica que pasaba sobre el yacimiento.
La basílica fue hallada casualmente en 1980 por un agricultor, lo que dio paso a un estudio del enclave, cuyos restos se encuentran en su mayoría en el Museo Arqueológico de Sevilla.
Una vez restaurada, la basílica se ha convertido en el principal atractivo de una guía turística por el casco urbano, así como una guía provincial que recorre algunos de sus joyas arqueológicas en sus cuatro puntos cardinales.
Una guía provincial. Y es que la provincia esconde en sus pueblos monumentos y vestigios arqueológicos que en algunos casos son verdaderos representantes mudos del mundo antiguo, y una buena parte de ellos se han reunido en una guía de la Diputación que busca segmentar y organizar la oferta turística.
La idea es dar un paso adelante en el mensaje «Sevilla, más que Sevilla», que en su día se ideó para que los turistas tuviesen una oferta mucho más allá de la Giralda o el Alcázar, y lo que se busca es orientarla a los distintos mercados o tipos de viajeros, marcándoles unos objetivos en sus pueblos que tienen la arqueología como denominador común.
Como explica la propia guía, «la vieja provincia de Sevilla forma parte del selecto grupo de territorios que contienen algunas de las ciudades más antiguas de la Península, cuyos orígenes se pierden, literalmente, en la noche de los tiempos».
Sus primeros vestigios se remontan a más de 3.000 años, y los primeros pasos se asocian «al nebuloso mundo de Tartessos, el mítico reino que fascinó a los clásicos por su opulencia y refinamiento», y de ahí se han ido encontrando poco a poco en suelo sevillano una serie de civilizaciones que han terminado por dejar tesoros arqueológicos que en ocasiones tienen murallas en pie y otras son solo ruinas, pero todas tienen un valor incalculable.
La guía, elaborada con la colaboración de los ayuntamientos, propone un recorrido por 39 municipios con vestigios de la Antigüedad, desde la Prehistoria hasta la época musulmana, con citas que van desde los bien preservados dólmenes de Valencina de la Concepción o Castilleja de Guzmán al impresionante Conjunto Arqueológico de Itálica en Santiponce; o la Necrópolis Romana de Carmona.
El listado de monumentos es muy amplio, con ejemplos como la iglesia de La Asunción de La Albaida, el conjunto del Cerro de San Cristóbal de Estepa, la ermita de Guaditoca de Guadalcanal o los con conventos de Osuna, todos ellos con el denominador común de ser mucho más que piedras, ya que todas cuentan, a su forma, una historia del lugar donde se levantaron y de la gente que ayudó a que llegaran a nuestros días para disfrutarlos siglos después.