Fermín Cabanillas. Residencia señorial, concebida como finca de recreo, de gusto historicista. Asociada a una propiedad especializada en la cría de toros de lidia, el lugar fue bien escogido. Se alza en una suave loma dominando la bella dehesa que se extiende a su alrededor en Guillena.
En la década de 1940 sería construido otro núcleo que propiamente podríamos denominar de labor, pues centraliza la explotación de la finca y sirve de morada a los caseros. Quizás este último sustituiría a otro anterior de menor entidad. No es frecuente encontrar residencias rurales de esta envergadura y gustos tan particulares.
La residencia se eleva sobre una plataforma de perímetro irregular, protegida por un muro almenado, a modo de barbacana. El entorno inmediato del edificio se encuentra ajardinado, dotado de una singular imagen por la presencia de múltiples palmeras. A este recinto cerrado se ingresa por un pórtico cuadrangular con dos arcos de medio punto de ladrillo, en cuya rosca se dibuja un fino motivo en zigzag que evoca modelos almohades.
La planta de la residencia consiste en una figura próxima al cuadrado, del que sobresalen los volúmenes prismáticos de algunas torres, situadas en el frente, junto a la puerta descrita, en uno de los ángulos y en la fachada posterior.
Información: Prodetur.