Pilar Bermúdez. Ildefonso Vergara, director comercial de Cadena Ser Andalucía, es un completo apasionado del flamenco. Como muestra de ello, encontramos su último proyecto: Aportación y visibilidad de la mujer en el flamenco. Se trata del curso que la Universidad Pablo de Olavide celebrará del 3 al 5 de julio en Carmona, el cual contará con los testimonios de un panel de expertas del ámbito artístico y académico como Carmen Linares, las bailaoras Merche Esmeralda, Isabel Bayón y Manuela Carrasco y la directora de cine Pilar Távora.
Ildefonso es el director de este evento, cuya principal intención es mostrar el papel que ha desempeñado la mujer en el flamenco desde una perspectiva diferente, para poder apreciar la importancia real que han tenido las mujeres en este hecho cultural. Y sobre ello hemos estado conversando con él:
– ¿Cuál ha sido el papel de la mujer en el flamenco?
– Te voy a hablar un poco de lo que opino y de lo que he visto. El papel de la mujer en las letras puede tener dos vertientes: una como creadora de letras, que es realmente poco significativo o, al menos, del que no hay huella salvo ahora. No eran conocidas porque, como tú sabes, la mayoría de las letras populares pierden el autor.
Con respecto a las letras, el papel de la mujer ha sido protagonista. La mayoría de las coplas están relacionadas con el amor, sobre todo con el desamor. Hay otro papel de la mujer cuando es madre, a la madre se le canta mucho. En los años 20 y en los años 40, también la mujer es protagonista, pero tratándose de la mujer de la vida. También podemos encontrar a la niña que pierde a su madre.
– ¿Qué características diría que tienen las mujeres de las que se habla en estas letras?
– Mayoritariamente, son mujeres sufridoras, como puede ser el caso de la madre en las tonadas, en los martinetes y en las seguidillas. Se habla del dolor de madre cuando pierde un hijo o éste está preso, hay muchas letras que aluden a ese periodo histórico en el cual muchos gitanos estuvieron presos. Hablan de esa pena que sufren por su hijo o por su marido. Es un papel de sufridora. La pérdida de un ser querido también se recoge en muchas seguidillas. Hay una época en la que hay determinadas letras con un claro componente machista. Hoy día es impensable escuchar letras con esas connotaciones tan peyorativas y tan crueles.
– ¿Diría que el flamenco ha reflejado un espectro machista y patriarcal durante mucho tiempo?
– Yo creo que sí. Las coplas hoy, ya no tienen ese componente. Igual hay coplas muy bellas donde la mujer es el objeto o sujeto de la copla, aunque, tradicionalmente, hay una gran parte que refleja la sociedad donde se crean. Esto ahora nos parece una barbaridad, pero, en el siglo XIX, era algo más que habitual y normal.
– ¿Cree que el flamenco reflejaba esta situación más que cualquier otro género?
– Es probable, aunque yo no sé si existirán determinadas obras de teatro, canciones, operetas o zarzuelas del siglo XIX y de principios del XX que pudieran recoger esta situación. Lo que ocurre con las coplas del flamenco es que se hacen de forma superlativa en el momento que te estoy contando. Las coplas son eminentemente populares y las coplas reflejan lo que en aquel momento la sociedad tiene.
– ¿Las letras del flamenco proyectan el mito del amor romántico?
– Mira, el flamenco en sí es un hecho romántico. El flamenco se expande en un periodo en el que, después de la Guerra de la Independencia, se da a conocer la Andalucía romántica en Europa, que es una imagen idealizada de cómo los europeos nos veían. Y ahí se ponen de manifiesto una serie de mitos: el costumbrismo, el gitanismo, la tauromaquia… Y el flamenco está dentro de este lote. Ten en cuenta que veníamos de una tradición donde sólo Sevilla tenía 150 óperas dedicadas a Sevilla. Te hablo de Don Giovanni, Las bodas de Fígaro, Carmen o El barbero de Sevilla, por nombrarte algunas de las mundialmente conocidas. Este estilo de música, que era anterior incluso al romanticismo, tiene en Sevilla el mito del majo, del andaluz, del guapo, del chulito. Hay un montón de componentes que están en el sustrato.
El flamenco es una criatura que va evolucionando a mediados del siglo XIX y se forja en los cafés cantantes, escenarios o «teatritos» donde se bebía y se escuchaba el cante. Y ése era el inicio de los espectáculos profesionalizados de flamenco. El flamenco no deja de ser una criatura romántica que sale en ese momento. La imagen que se tiene del flamenco es de una música de pasión, de fuerza, de un baile que deja cegados a esos extranjeros que nos veían. Después, evoluciona y se expande, hasta que llega a los escenarios de París, de Viena, de Nueva York y de otros lugares del mundo. Paralelamente, ha ido creciendo y desarrollándose, no se canta igual ahora que hace cien años, no se toca igual la guitarra que hace cien años y tampoco se baila igual.
– ¿Ha evolucionado el flamenco en los aspectos mencionados anteriormente sobre la figura de la mujer? ¿Por qué?
– Yo creo que sí. Siguen existiendo letras dedicadas a la mujer, pero ya con otro contenido. La temática es común siempre (amor, belleza, etc.), pero, por supuesto, a nadie se le ocurre hoy en día hacer este tipo de letras con carácter machista, porque no tiene sentido. El público las rechazaría. Esto es reflejo del momento que estamos viviendo.
– ¿Se sigue fomentando la visión de esta mujer sufridora?
– En muchos casos, sí.
– ¿Cómo ha influido el feminismo en las letras del flamenco?
– Por ejemplo, poniendo de manifiesto que, bajo ningún concepto, se pueden tolerar letras como los ejemplos extremos que he puesto antes.
– ¿Se está valorando más la figura de la mujer tanto a nivel de letras como en el mundo del flamenco?
– Sí, sin duda. La mujer siempre ha tenido protagonismo, lo que ocurre es que el flamenco era un mundo de hombres. La mujer era un objeto. Hay una línea muy delgada entre la vida del artista y el espectáculo. Era un entono en el que convivían el mundo de la prostitución y del alterne con el mundo del espectáculo. Y es un hándicap que han tenido que arrastrar las artistas desde siempre. Se creía que por ser artistas tenían que hacer otras cosas que no tienen nada que ver con su profesión.
– A nivel de los trabajos como creadoras, cantaoras o bailaoras, ¿existían diferencias entre hombres y mujeres en el flamenco?
– Ahí es donde más. Ahí es donde las mujeres han podido expresar su creatividad. Una de las más grandes cantaoras de todos los tiempos ha sido Pastora María Pavón Cruz ‘La Niña de los Peines’. Su voz es patrimonio cultural de Andalucía. Ella sale en el siglo XIX cantando hasta que muere en 1969 y se tuvo que abrir camino en un mundo de hombres para ser creadora. Creaba con una facilidad enorme: coplas de cuplés las hacía por bulerías, canciones populares como El cante de las bambas de los columpios las hacía por bamberas… Si nos remontamos al pasado, podemos hablar de artistas que llegaron como, por ejemplo, Trinidad Navarro ‘La Cuenca’, que llegó a escenarios como París, Nueva York, México o Cuba.
– ¿Qué diferencia habría entre las creaciones de un hombre y una mujer en el flamenco?
– Posiblemente sea el baile, en el cante también. Carmen Linares hizo, hace más de 20 años, un disco homenaje a las mujeres. Hizo un verdadero trabajo de recopilación e investigación de cantes que han sido grandes sólo porque se han hecho por mujeres. Primero, por haber manifestado su actividad artística en un mundo de hombres y por el rol que se esperaba de una mujer como artista flamenco. Segundo, por haber sido capaces de crear y de aportar creatividad nueva. Tercero, por haber sido capaces de defenderse y de hacerse una marca.
– ¿Qué comparación se podría hacer entre las creaciones de mujeres y las de hombres?
– En el baile hay especialmente mucha diferencia, porque la plástica que permite el baile de mujer tiene un desarrollo muy diferente al del hombre. No mejor ni peor, diferente. El baile es la seña de identidad del flamenco y con lo que relacionan a nuestra cultura. Las peñas flamencas tienen un gran tinte machista y varias mujeres han tenido que crear peñas femeninas al serles denegada la posibilidad de ser socias por ser mujeres.
Muchas gracias Ildefonso