Redacción. La intervención permitirá preservar las únicas estructuras de canales para la tramoya circense que se conservan del imperio romano. El delegado territorial de Cultura, José Manuel Girela, se ha desplazado hasta Carmona para informarse sobre la finalización de los trabajos de reentierro de la arena del anfiteatro romano, que fueron aprobados por la Comisión Provincial de Patrimonio en la sesión de 26 de septiembre a propuesta de la Dirección del Conjunto Arqueológico de Carmona.
El anfiteatro romano de Carmona fue parcialmente descubierto en la década de los ochenta del siglo XIX por el arqueólogo Jorge Bonsor, pero no fue hasta la década de los sesenta del siglo XX que se realizó la excavación casi completa del monumento, confirmando que de la estructura original del edificio solo queda la arena y tres cuartas partes del graderío, además de analizar y valorar los elementos constructivos y las técnicas y materiales usados en su construcción, entre otros. El material usado en mayor cantidad para la construcción del anfiteatro es la tierra calcarenita, que se trata de una roca sedimentaria muy común en el Alcor, caracterizada por su poca consistencia y fragilidad, lo que provoca la disgregación y la arenización final de sus elementos geológicos con el paso del tiempo y el contacto con el agua.
Este anfiteatro, que es el más antiguo de los conservados en España, imita el modelo seguido por estos edificios de espectáculos en las tierras del Lacio, siendo su modelo original posiblemente el de Pompeya. Pero lo que le confiere una singularidad especial es la presencia de canales labrados en la roca de la arena, que tuvieron la función de hacer de guías para el asentamiento de un entablado y para dirigir las cuerdas de los carros que transportaban las jaulas de las fieras, así como las marcas circulares que probablemente fueron usadas para el anclaje de una jaula destinada al enfrentamiento de animales.
En la actualidad el acceso del público al anfiteatro está restringido en su totalidad, salvo por un camino lateral perimetral que sirve de observatorio del conjunto, y se han adoptado medidas para la salvaguarda del monumento tales como el desbroce y eliminación de vegetación, o el relleno de las canalizaciones antes mencionadas con macadame para evitar el crecimiento de la maleza. Pero lo cierto es que el lugar está expuesto a la intemperie, y que ello supone una amenaza evidente para la conservación del complejo sistema de canalizaciones y huellas, por lo que la dirección del Conjunto Arqueológico de Carmona planteó esta pequeña obra que, ya finalizada, ha consistido en el reentierro de la arena del anfiteatro con objeto de preservar de los efectos dañinos de la intemperie este sistema de infraestructuras para la tramoya del espacio de espectáculos.
La actuación de reentierro de la arena del anfiteatro, que ha contado con un presupuesto de 39.182,70 €, es bastante simple y completamente reversible, pues ha consistido en proteger el espacio de la arena del anfiteatro mediante la aplicación de material árido y geotextil de distintos colores que sirven para no perder la visión de conjunto de la infraestructura de canales y orificios. Además, la obra ha sido realizada manualmente y se ha evitado el uso de maquinaria industrial con el fin de evitar posibles daños al patrimonio arqueológico.