Redacción. Un grupo de investigadores de la Universidad de Sevilla y la Universidad de Huelva, junto a expertos del Ayuntamiento de Valencina (Sevilla), concluye que los conocidos tholos (dólmenes) de La Pastora y Matarrubilla, ubicados en la población sevillana de Valencina de la Concepción y construidos en el tercer milenio antes de Cristo, fueron decorados de forma natural usando intencionadamente elementos geológicos del entorno.
Valencina de la Concepción es uno de los yacimientos más importantes de este periodo prehistórico en Europa occidental. Sus monumentos megalíticos más famosos son los tholoi de Montelirio, La Pastora y Matarrubilla. Estos monumentos fueron levantados en diferentes momentos del tercer milenio a.C. y presentan importantes diferencias formales, en particular La Pastora y Matarrubilla contrastan con Montelirio en que están desprovistos de ornamentación artística, como pinturas y grabados en su interior, pero muestran en cambio un notable uso de elementos geológicos dispuestos con una clara intención estética y/o simbólica.
El estudio realizado por los investigadores, centrado en La Pastora y Matarrubilla, ofrece un enfoque innovador a la noción de Arte Megalítico. Este se centra en el uso y disposición de elementos naturales, como distintos tipos de rocas o estructuras biológicas fósiles y sedimentarias presentes en las rocas antes de su extracción en la prehistoria.
Así, se utilizan grandes losas de granito en el techo de las cámaras y parte de la cobertera de los pasillos; pequeños bloques de arenisca cuarcítica (cuarzoarenita) y caliza como mampuestos en las paredes, la primera en La Pastora y la segunda en Matarrubilla; y, por último, losas y bloques de arenisca calcárea para el techo de ambos monumentos y para el suelo, parte de la pared de la cámara y jambas y dinteles del pasillo de La Pastora.
La colocación de las distintas rocas en el techo de los monumentos ya implica una clara intencionalidad estética/simbólica. En el tramo final del pasillo de La Pastora alternan losas de granito y arenisca calcárea, mientras que, por otra parte, sitúan un bloque de granito rodeado por otros de arenisca en aproximadamente el sector intermedio del techo de ambos tholoi.
Por otro lado, las areniscas calcáreas contienen abundantes estructuras fosilizadas tanto de origen sedimentario (estructuras de corrientes) como biológico (madrigueras de cangrejos, rastros de erizos), todas ellas con una edad entre 7 y 5 millones de años. Pues bien, estas estructuras se disponen con una clara intención decorativa al colocar las rocas de manera que estos elementos queden en las caras visibles desde el interior de los monumentos.
Otras de las estructuras estudiadas con una notable abundancia, significado e importancia son las que se hallan sobre todo en las losas del techo, jambas y dinteles del tholos de La Pastora. Se trata de pequeñas oquedades de bioerosión que fueron realizadas por organismos marinos perforantes, tales como esponjas, gusanos y pequeños bivalvos. En algunas losas del techo gran parte de estas perforaciones conservan todavía en su interior las valvas blancas de estos organismos, lo que da lugar a un interesante contraste entre los colores más oscuros de la roca y el punteado blanco de los bivalvos, lo que recuerda a un cielo estrellado.
Así, las conclusiones del estudio señalan que estos elementos naturales tienen cualidades altamente estéticas y parecen haber sido elegidos deliberadamente para resaltar motivos decorativos o simbólicos específicos, como podría ser la vinculación de Valencina con el mar que por entonces cubría gran parte de la vega sevillana del Guadalquivir.
Este estudio publicado en la revista Archaeological and Anthropological Sciences, ofrece un enfoque innovador a la noción de arte megalítico e introduce el concepto de ‘arte natural’