Fran Perejón. Las imágenes y los recuerdos de aquel 19 de junio de 1971 en el patio del Colegio Nuestra Señora de las Nieves de Benacazón no engañan. Cientos de vecinos se agolparon en el patio de la escuela para celebrar la inauguración del monumento a la virgen que daba nombre al centro educativo. La banda del pueblo había recorrido un rato antes las calles empedradas anunciando el acto, por lo que el esfuerzo de las autoridades civiles y religiosas por llegar al centro de la zona de recreo fue considerable.
Allí, al pie del monolito que encumbraba a la nueva imagen, les esperaba la persona que lo había hecho posible; un maestro. Un soñador, auténtico promotor del evento y cuyo esfuerzo constante por engrandecerla dura ya medio siglo.
Don Francisco Mora Melero nació un 8 de noviembre de 1934 en Benacazón. Maestro de vocación y devoción, desde 1960 ejerció en diferentes colegios públicos de municipios andaluces como una pedanía de El Castillo de las Guardas, Escacena del Campo o Bormujos. “Pero como en mi pueblo, en ningún sitio”, recuerda emocionado Francisco.
Gran apasionado de la Patrona de su pueblo, la Virgen de las Nieves, soñó con que el nuevo colegio (remodelado y ampliado tras el derrumbe de dos pabellones) acogiera una efigie de la titular del centro. Francisco encargó su elaboración en terracota al artista Ignacio Mora Colchero, también escultor de la réplica de la Virgen del Rocío situada en el Vado del Quema (Aznalcázar). Aunque el ayuntamiento colaboró, mayormente fue sufragada con fiestas, rifas y donaciones; la característica generosidad de los pueblos pequeños.
Con el transcurso del tiempo, la imagen fue deteriorándose y en 1999, cuatro años después de que Francisco se jubilara como docente, la imagen fue retirada del patio, donde varias generaciones de niños benacazoneros la habían contemplado a diario. Tras el anuncio de que se encargaría una nueva representación en mármol para el colegio, Francisco solicitó al ayuntamiento los restos de la original, dispuesto a hacerse cargo de su restauración.
Así, la acogió en su propia casa, donde poco a poco fue costeando los diferentes arreglos, hasta que en 2005 volvió a entregarla a la corporación local, que la colocó en la céntrica Plaza de la Iglesia donde permanece hasta hoy.
En 2008, cuando el ayuntamiento organizó por primera vez la Exaltación de las Fiestas Patronales, no tuvo dudas; Francisco fue el primer Pregonero. “Fue un gran regalo que me hicieron. Tuve el gran honor de hacer un pregón sencillo, pero profundo, histórico, didáctico (como maestro que soy) y breve para que fuera dos veces bueno”, bromea Francisco. Mientras pregonaba, aquella imagen por la que tanto había luchado se encontraba a tan solo unos pocos metros de su espalda, más allá del muro del templo, quizás dictándole las líneas más inspiradas.
La alcaldesa, Juana María Carmona destaca que “lo que Benacazón y su gente siente por la Virgen de las Nieves, cuya festividad es pronto, el 5 de agosto, no se puede describir. Mucho menos cuando ves con tus propios ojos tantos ejemplos extraordinarios de fortaleza, valentía, gratitud, esfuerzo, dedicación… a lo largo del tiempo y del espacio. Quizás existan sentimientos que no se pueden ni deben explicar con palabras y que hay que dejar para aquellos que, como Francisco, se atreven a vivir y luchar por sus sueños”.
Cincuenta años y una pandemia después de aquella multitudinaria inauguración, las restricciones de aforos y las distancias impedirán celebrar un evento de tal magnitud, aunque no evitarán que sus vecinos compartan la efeméride con el mismo entusiasmo y emoción. Benacazón se reúne de nuevo este sábado frente a la imagen en su ubicación definitiva y, a sus 86 años, el maestro volverá a hacer posible el acto, compartiendo sus vivencias y anécdotas con los asistentes. Todos parecen de acuerdo en que no celebrarán los años pasados, sino los sueños cumplidos.
