M.C. Contreras. Es una reclamación que llevan años haciendo sectores diferentes de la sociedad arahalense, pero es la primera vez que se plasma en un escrito oficial. Y lo ha hecho el abogado José Antonio Martínez Rodríguez que ha solicitado por registro municipal cambiar el nombre de la Base de Morón por el de Base de Arahal, solicitando que secunden su propuesta todos los grupos políticos municipales.
El escrito lo ha presentado por registro el 30 de agosto. Y en él expone por qué razón considera que la base debe denominarse de Arahal. «Es de justicia social, por el empleo digno de nuestros vecinos, por la proyección internacional, por la economía de nuestro pueblo, por el turismo, por ser la mayor productora de aceituna de mesa a nivel mundial, por el perjuicio del ruido medioambiental, el lucro cesante de no poder cultivar en la gran superficie donde se ubican las instalaciones militares».
A su vez, este vecino de la localidad solicita que los grupos políticos municipales suscriban una moción defendiendo esta iniciativa para ser elevada a Pleno. Y, de esta manera, se inicien los estudios previos oportunos, tanto jurídicos como técnicos, de la viabilidad para solicitar el cambio de denominación al Ministerio de Defensa. Al mismo tiempo, propone interponer Contencioso administrativo ante los Tribunales de Justicia si la respuesta fuera negativa.
El abogado quiere en principio dejar claro que habla en calidad de ciudadano de Arahal como una persona «comprometida con la paz» y que siente «desprecio absoluto por todo tipo de guerra y violencia».
Pero, con independencia de esta opción, José Antonio Martínez, reconoce que el hecho de que el aeródromo militar esté dentro del término municipal conlleva «todos los perjuicios, pero pocos beneficios».
De hecho, el abogado apunta en el escrito que para Morón de la Frontera ha supuesto desde el principio de la instalación «considerables beneficios» y pone de ejemplo que en sus inicios la población de esta localidad pasó a tener 35.000 habitantes, «como si de un Plan Marshall se tratara convirtiéndose en el destino de avances y empleo». Afirmando, finalmente, que la incidencia económica de la base entre sueldos, suministros y contratos es de «unos 100 millones de euros al año».
Historia. La base comenzó a funcionar en 1940 siendo el Aeródromo Militar ‘Vázquez Sagastizábal’, donde se constituyó la Escuela de Caza con aviones Fiat Cr-32 ‘Chirri’, operativa hasta 1956. Desde una año más tarde, 1957, hay presencia de militares americanos en la base a raíz de los acuerdos entre el Gobierno español y el de EEUU.
A partir de 1970, llegaron a la Base Aérea los primeros F-5 denominados ‘Northrop’; en 1992 los P3 Orion que aún están operativos en la actualidad y, posteriormente, los F-18, cambiando su denominación a Ala 21 por el de Ala 11.
En 2004, llegan a las instalaciones militares los Eurofighter C-16 y dos años más tarde se instala el Unidad Militar de Emergencias (UME).