C.P.G. El Lunes Santo ha crecido tanto en público como en nazarenos. Cada vez es más difícil moverse y más común encontrar un tapón o una bulla al buscar una u otra cofradía de una jornada que ha engrosado la nómina a pasos agigantados, ya sea en las hermandades que llegan de los barrios como en el Centro. El calor, que acompañó las primeras horas de la tarde y repitió estampas de la jornada anterior, en la que el público se agolpaba en las aceras de sombra y dejaba vacío las de sol, animó a los cofrades a retrasar la salida para ver los cortejos, de modo que las mayores aglomeraciones se produjeron pasadas las 20 horas. Pese a todo, no se acumularon retrasos significativos en la jornada que sí dejó muchos detalles para la posteridad.
Hileras de sillas en la calle Hernando del Pulgar para que personas de la residencia de ancianos de Sinaí pudieran presenciar la hermandad de San Pablo. Miembros de la UME (Unidad Militar de Emergencias) cantaron a la salida de la Virgen del Rosario, en la parroquia de San Ignacio de Loyola, su himno, tal como hicieron el año pasado a la salida de la Catedral.
Entre los detalles, 40 músicos que pertenecieron a la Agrupación Musical de la Redención han hecho un tramo del recorrido, tocando desde la salida hasta Imagen, con motivo del 40 aniversario de la banda. Los más curiosos buscaron especialmente el resultado de los nuevos respiraderos del paso del Señor de la Redención en el Beso de Judas. A la Virgen del Rocío le dedicaron las marchas Virgen del Rocío y Rocío de Santiago al regresar a su templo, después de recibir los rezos de las Hermanas Agustinas del convento de San Leandro, que también le cantaron al Señor.
Los vecinos y devotos del Tiro de Línea no dejaron solo en todo el recorrido al Cautivo, tanto que en algunos momentos era difícil escuchar la música de la banda de La Pasión de Linares a la altura del paso. La Virgen de las Mercedes lució un curioso y elegante exorno floral, que combinaba tonos rosas y blancos.
En Santa Marta se mantienen fieles a la alfombra de lirios morados. El tañido de la campana de San Andrés congrega a cientos de fieles que no quieren perderse la salida o la entrada del sobrecogedor misterio del Traslado al Sepulcro de Santa Marta. La nube de monaguillos interrumpe con sus conversaciones el sobrecogedor silencio de este cortejo.
San Gonzalo tuvo que organizar a sus más de 2.300 nazarenos de a tres desde la calle Velázquez, pero esto no impidió la admiración del público ante la llegada del misterio y la perfecta coordinación entre su cuadrilla y la banda de las Cigarreras: «¡Mira qué bonito, mira cómo bailan!», exclamaban en la calle Tetuán, mientras el paso del Señor del Soberano Poder se adentraba en la Campana con la marcha Una palabra tuya.
A las 20.15 horas, en la calle Bailén, se funden los sonidos de la banda que acompaña a la Virgen de la Salud de San Gonzalo con la de la cruz de guía de Las Aguas, que viene por San Pablo, esquina con Cristo del Calvario, y los cláxones de los coches que aprovechan para salir del aparcamiento subterráneo de La Magdalena. La corporación del Barrio León ha optado por mantener el clasicismo en el exorno con claveles rojos en el friso del canasto y blancos en el palio, tanto en las jarras laterales como en las ocho jarritas de la delantera.
En cambio, todo es morado en Las Aguas: cirios, codales, antifaces, flores del paso… hasta el terciopelo que recubre las escaleras del auxiliar de la cofradía. Espectacular los sones que vienen de Cádiz para acompañar al Cristo de la calle Dos de Mayo. La calidad tanto en la interpretación como en el repertorio de la banda de cornetas y tambores Nuestra Señora del Rosario es uno de los comentarios más repetidos a su paso.
Los dos primeros tramos de Vera-Cruz son de penitentes, quizás por el lema que recoge la cruz de guía: ‘Toma tu cruz y sígueme’. Como curiosidad, el Senatus abre el tercer tramo. Después llegan las representaciones de otras hermandades que conforman la confraternidad. Un monte de lirios con cardos salpicados exornaban el paso del Crucificado más antiguo de la Semana Santa. La Virgen de las Tristezas, con un tocado muy despegado y la corona que le regalaron con motivo de su 75 aniversario, mostraba un estética en la que va marcando el estilo, de la mano de su vestidor, Antonio Bejarano.
La interpretación de la marcha Jesús de las Penas a la salida del Nazareno de San Vicente en los instrumentos de la Banda Tejera se repetía en la Campana para la Virgen de los Dolores, que mantenían el mismo exorno floral de años anteriores. La que en otro tiempo se llamó segunda Campana para la hermandad de los Panaderos ha cuajado en el recorrido de esta cofradía que hace pocos años cambió Cuna por Sagasta, Jovellanos y Tetuán.
La Virgen de las Aguas, titular del Museo, retomaba su camino de vuelta por García de Vinuesa con los sones de Madre Hiniesta. Y los nostálgicos de su discurrir por el andén del Ayuntamiento se pudieron resarcir escuchando Amarguras en la Plaza de Molviedro. Sin duda, este recorrido ha convencido completamente al público que acompaña en masa a los titulares de la hermandad pese a lo tardío de las horas.